Cuba: Presupuesto de 2020 con más gastos que ingresos, y Trump como culpable de lo malo que pueda pasar

El Presupuesto General del Estado cubano prevé un aumento del 12% del gasto con un crecimiento estimado de solo 0,5%.

Diaz-Canel y Trump © CiberCuba
Diaz-Canel y Trump Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 4 años

Acaba de ser publicado en la Gaceta Oficial el presupuesto del Estado para 2020. Nadie debe despreciar la importancia que tiene este instrumento para la economía cubana. En un país en que gastos e ingresos públicos superan el 50% del PIB, es obligado tener muy en cuenta el diseño y ejecución de las cuentas, porque la economía depende, y mucho, del manejo de las mismas.

A partir de esta consideración, las autoridades anuncian que las cuentas de 2020 se van a ver afectadas “por tensiones financieras previstas en el plan de la economía, que tienen su origen en el bloqueo de EEUU y sus medidas extraterritoriales”. ¿Quién lo puede dudar? En cierto modo es una forma de anticipar que cualquier problema o deficiencia en la gestión no será responsabilidad ministerial sino que la culpa, como siempre, es de otros. Un argumento que cansa y que, por irresponsable, no merece ser tenido en cuenta.


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Lo primero que cabe señalar del presupuesto es que tal y como está diseñado vuelve de nuevo a plantear una expansión de gastos e ingresos en un contexto de débil crecimiento de la economía, y lo que es peor, un déficit abultado, un año más, en que los gastos que se van a ejecutar superan ampliamente a los ingresos. Los gastos iniciales alcanzan 73.185 millones de CUP, su magnitud supera ampliamente a los ingresos previstos, que ascienden a 66.291 millones de CUP.

Con el último dato del PIB de 2018 que fue de 100.023 millones de CUP, y aplicando el crecimiento estimado del 0,5% para 2019 y de otro 0,5% para 2019, se obtiene una magnitud de referencia del PIB corriente para 2020 de 101.025 millones de CUP. Esto significa que la participación de los gastos públicos en la economía alcanzará un 72,4% y los ingresos públicos un 66%.

En promedio, estos mismos porcentajes para América Latina y el Caribe oscilan en torno a un 34%. El peso del estado en la economía cubana más que duplica a lo que alcanza en el conjunto de la región, y su déficit inicial de 7.095 millones de CUP se sitúa en el 7% del PIB. Es evidente que una adecuada gestión del presupuesto es fundamental para que la economía funcione.

Y así, ejercicio tras ejercicio, el principal desequilibrio interno de la economía sigue aumentando el volumen de la deuda en circulación, monetizada por el seguidismo del Banco Central, con sus efectos latentes sobre los precios que, en algún momento, aparecerán con especial intensidad.

Además, el mantenimiento de déficits continuos en las cuentas públicas no garantiza ni la sostenibilidad de servicios básicos a la población, ni mucho menos que el presupuesto cumpla sus fines como instrumento de la política económica.

Respecto de los gastos, la magnitud que alcanzan los llamados servicios básicos de educación, salud, cultura, deportes, servicios comunales y la defensa del país, así como la implementación de políticas sociales aprobadas, como fue el aumento de salarios y pensiones, es de tal relevancia en el conjunto del presupuesto, que en contra de lo que afirman las autoridades, no es posible garantizar su continuidad, salvo por la vía de una menor calidad y un ajuste a la baja (ahorro), aspectos que, por otra parte, vienen siendo denunciado por los cubanos, que han experimentado un descenso en los niveles de prestación de estos servicios en los últimos años. El importe de estos gastos supone 46.328 millones de CUP, el 64% de los gastos totales. Educación y Sanidad, con 23.719 millones de CUP a su vez alcanza prácticamente a la mitad de esta partida.

En cuanto se analizan con detalle las cuentas, aparecen las contradicciones. Por un lado se afirma que el presupuesto plantea restricciones en los gastos corrientes de la actividad presupuestada y no presupuestada, y por el otro se defiende el sostenimiento de los servicios básicos. O lo uno, o lo otro. Además, se anuncia por otro lado, el apoyo a las inversiones materiales en programas sociales y de desarrollo económico, como la vivienda, obras de infraestructura, de defensa y sectores de educación y salud, sin mayor concreción en las cuentas, al tiempo que se indica que el ahorro preside la elaboración de las cuentas. No es así.

El presupuesto del Estado fija un crecimiento expansivo del 12% en los gastos públicos en comparación con los correspondientes a 2019. Este aumento, claramente superior al que se prevé para el conjunto de la economía, recordemos que 0,5%, viene motivado por el impacto del incremento salarial en el sector presupuestado y las pensiones correspondientes al primer semestre del año, estimado en 4.300 millones de CUP. De igual modo, los gastos de la seguridad social también disparan su crecimiento por el aumento de las pensiones y el mayor número de jubilados (el envejecimiento de la población se acelera), e igualmente crecen de forma importante los gastos asociados a la financiación de la exportación de bienes y la sustitución de importaciones, que ya alcanzan 55% del total de las transferencias corrientes a la actividad no presupuestada. Los márgenes de la política fiscal son muy limitados.

En materia de ingresos públicos, la presión se ha hecho recaer sobre los impuestos a la venta de bienes y servicios por el aumento de la circulación mercantil minorista, con una participación del 38% del total y las utilidades empresariales que representan el 15%. Les sigue a más distancia la seguridad social, con un 13%, la recaudación de servicios con un 12% y los ingresos personales con un 11%. Notable dispersión de las fuentes impositivas, se cuentan un total de 23 en el artículo 74 del presupuesto, lo que impide alcanzar una recaudación de ingresos eficiente.

Por lo que respecta a los ingresos, el presupuesto plantea un crecimiento del 12%, similar a los gastos, pero es otra de las falsedades de las cuentas, ya que será imposible alcanzar ese porcentaje teniendo en cuenta la estimación del 0,5% de crecimiento de la economía. El aumento de la recaudación a las formas no estatales, es decir, al sector privado, se establece en el mismo porcentaje, un 12% y recae fundamentalmente sobre los trabajadores por cuenta propia, el 50% del total, correspondiendo a las cooperativas no agropecuarias el 33% y el resto a otras formas. Una decisión poco acertada, si se tiene en cuenta que muchos de estos pequeños negocios de los trabajadores por cuenta propia no van a poder soportar niveles de crecimiento en la recaudación tan elevados. Además, el sector privado representa solo el 13% de la recaudación total.

Por ello, las autoridades comunistas fían el aumento de la recaudación a las expectativas de la circulación mercantil minorista y las empresas estatales, pero nada indica que el poder adquisitivo de los cubanos aumente un 12% o cifra similar. En todo caso, el informe del ministerio indica que estas estimaciones de ingresos están basadas en “la estrategia de potenciar la eficiencia empresarial, en particular en el sector estatal, que garantiza el 85% de los ingresos, así como en el aumento de la disciplina de pago de todos los actores de la economía”. Las autoridades deberían saber que incluso en una economía controlada por el estado, las mejoras de eficiencia y productividad de las empresas, rara vez se trasladan a aumentos de recaudación. Los cálculos van a salir mal. Seguro.

En la ejecución de ingresos y gastos, se prevé que cada unidad presupuestada de los organismos empresariales y gobiernos territoriales, realice un análisis mensual, partida a partida de la evolución del presupuesto, con el ánimo de incrementar la disciplina informativa, contable y financiera. Por lo que respecta a los ingresos, se exige igualmente estricta disciplina en las contribuciones mensuales por los actores económicos a fin de garantizar la liquidez oportuna. Parece mentira que este tipo de prácticas, aunque no lleven tanta disciplina, no hayan sido habituales hasta ahora, en todo caso, si tienen éxito, bienvenidas sean.

Como no parece que las condiciones de la economía vayan a cambiar de forma significativa en 2020 respecto de 2019, podría ser interesante observar cómo fue la ejecución del presupuesto del Estado en 2019, por cuanto ello puede dar una idea de qué acabe ocurriendo este año.

Por ejemplo, se estimó el importe inicial de la recaudación de ingresos brutos en 59.455 millones de CUP, resultando finalmente un incumplimiento de 1.653 millones de CUP, el 97% del plan de ingresos actualizado. Este resultado se produjo como consecuencia de las acciones de la circulación mercantil, con un incumplimiento en el entorno de los 2.300 millones de CUP y en los ingresos asociados a las utilidades empresariales, a partir de afectaciones en niveles de actividad de algunos sectores productivos y de servicios, entre otros conceptos. Nada impide afirmar que esto mismo, e incluso algo peor, no pueda ocurrir con los ingresos en 2020.

Por su parte, los gastos corrientes inicialmente estimados en 61.644 millones de pesos, y los de inversiones y transferencia de capital, en 4.600 millones de pesos, han experimentado un incumplimiento de 800 millones de CUP, aproximadamente, en este caso por encima.

A resultas de ello, el déficit presupuestario estimado en 7.029 millones de CUP, fue claramente superior al aprobado en 842 millones de CUP, un 12% más. Y eso que el déficit en la Ley del presupuesto tiene carácter limitativo. El desajuste más intenso tuvo lugar en el déficit en cuenta corriente, estimado en 3.129 millones de CUP, superior al planificado en 1.793 millones de CUP, un 57% más. Como consecuencia de estos desajustes en las previsiones, la demanda financiera (deuda pública) experimentó un aumento de 842 millones de CUP, para respaldar el incremento del déficit fiscal, hasta un importe total de 10.963 millones de CUP, situando el déficit público en el 11% del PIB.

Lo que pueda acabar ocurriendo en 2020 es toda una incógnita.

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Elías Amor

Economista, Miembro del Consejo del Centro España-Cuba Félix


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