La relación entre Ifá y la naturaleza es indisoluble y tan antigua como los propios orígenes de la cultura yoruba. Los religiosos cubanos lo saben, por eso este fin de semana un grupo de ellos se reunió para higienizar algunas playas del Oeste de La Habana.
Una activista medioambiental cubana, pidió públicamente a los miembros de la religión Yoruba que no contaminen las costas con ofrendas de animales. La respuesta de los religiosos fue ponerse a trabajar codo con codo en la recogida de desechos sólidos en playas como La Concha y 110 y 1ra.
Las imágenes fueron compartidas en la página de Facebook de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba. Se acompañaron de un texto imprescindible, a la firma del Babalawo Víctor Betancourt, para entender la importancia del ecosistema en el imaginario yoruba.
“El lenguaje de Ifá instaura una intercomunicación entre el hombre y la naturaleza, para fundar un intercambio entre los recursos que éste necesita de las fuentes naturales para su propia existencia y la fuerza inhibidora que debe entregarse a cambio, para que se mantenga latente la dinámica de la vida y el equilibrio ecológico”.
En su artículo, el destacado investigador y religioso cubano refiere distintos tipos de ofrendas y los lugares donde son colocadas, así como el tratamiento que debe darse a los residuos que no son biodegradables.
El crecimiento de la población y las ciudades hace que sea más complejo dejar las ofrendas en aquellos lugares sagrados que antes se reconocían como ideales para conectar con la presencia de las divinidades. Uno de los elementos que Betancourt hace un llamado a salvar en su artículo son los bosques cubanos.
“Aprovecho este momento oportuno, para hacer un llamado a las autoridades competentes y a todos los religiosos de las tradiciones de origen africano, a que mantengan y proliferen la reforestación en todas las zonas urbana, siempre y cuando el diseño, distribución poblacional y la estructura arquitectónica de esos lugares lo permitan. Es bueno que quede claro que, las ofrendas tiradas en zonas urbanas no cumplen con los postulados mágicos religiosos ancestrales. Al contrario, estamos atentando contra la sanidad pública y no estamos contribuyendo a fortalecer los espíritus elementales”, asegura Víctor en su artículo.
Los religiosos yorubas han sido acusados de agredir el medio ambiente en las redes sociales. Sin embargo, no hay nada más lejos de su intención. Proteger el ecosistema es para los yorubas tan importante como preservar su propia identidad, es salvar el espacio más sagrado de adoración de sus deidades.
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