Los años setenta en Cuba no solo marcaron la época del quinquenio gris, la zafra de los diez millones y el extremismo represivo, sino que también fue la década dorada del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, seguido por el florecimiento de la Nueva Trova.
Pablo Milanés, Sara González y Amaury Pérez dedicaron sus primeros, extraordinarios, álbumes a musicalizar versos martianos. Constituyen joyas indispensables que debieran ser reciclados constantemente en las escuelas para que los niños vayan adentrándose en el universo martiano. A continuación, los recordamos en orden cronológico, y los recomendamos:
1. Uno de los más grandes cantantes y trovadores de la música cubana, Pablo Milanés presentó su primer disco como solista en 1973. Se trataba de once musicalizaciones de igual números de poemas elegidos entre los mejores de Martí. Pablo no se conformó con los poemas, y también le puso música a un fragmento del ensayo Nuestra América, escrito en 1891, lo tituló Éramos, y constituye, por cierto, uno de los mejores temas de un disco lleno de grandes canciones. Fue presentado originalmente en vinilo y posteriormente en cassette, y luego tuvo ediciones en México, República Dominicana, Colombia, Venezuela, Italia y España. Se volvió a editar en 2017, con motivo de la publicación por Bis Music de la edición integral de la obra discográfica de Pablo Milanés. Además de Éramos, son muy notables como canciones, puesto que la calidad literaria se da por descontada, Banquete de tiranos, El enemigo brutal, El príncipe enano, Mi verso es como un puñal, Si ves un monte de espumas y Yo soy un hombre sincero, entre otros.
2. El primer disco de larga duración de Sara González también fue dedicado a musicalizaciones de versos martianos que había realizado la muy talentosa cantautora. El disco fue publicado por Casa de las Américas-Egrem en 1974, y el acompañamiento musical estuvo a cargo del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (GESI), con arreglos musicales de Leo Brouwer, Juan Márquez y Sergio Vitier. En la contraportada se dice “este hombre fue también, el escritor completo, obra y vida en una sola acción, limpia palabra del idioma, verso lleno del fulgor más hondo de la sangre americana”. En varios temas del disco sobresale una sugestiva combinación de ternura y aliento, lirismo y fuerza, sobre todo en los poemas sacados del Ismaelillo. Son memorables Mis versos, Hijo…, Mi caballero, Yo soy un hombre sincero… y Crin hirsuta, entre otros.
3. El segundo disco de Amaury Pérez destaca por la belleza de sus arreglos y el virtuosismo de sus ejecutantes: Cachaíto López al contrabajo, Pablo Menéndez en la guitarra eléctrica, Mike Porcel en las guitarras, Pura Ortiz al piano y las cuerdas de la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por Armando Guerra. Amaury musicaliza los diez temas, con la singularidad de que elige los versos libres escritos por Martí justo cuando tenía más o menos su edad, es decir, veintitantos. Eusebio Leal afirma: “Ha logrado el artista acortar la distancia que nos separa de la vida extraordinaria y breve del Apóstol, y por momentos nos parece que podemos escucharle o seguir sus pulsaciones sobre las cuartillas, donde quedaron para siempre expresadas las febriles confesiones de su alma…”. En bellísimas canciones se transformaron Carmen, Abril, Magdalena, Mucho señora daría y Rosario, entre otros.
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