Un análisis publicado por el portal digital Panam Post aseguró que la sorprendente Tasa de Mortalidad Infantil (TMI) de Cuba, que compite incluso con las de los países más desarrollados, se debe a una única razón: la manipulación de datos.
Esta afirmación se sustenta en un estudio realizado en 2015 por el economista Roberto M. González, quien concluyó que el número de muertes infantiles en la nación caribeña era muy superior al reportado por el Gobierno, tomando como referencia el año 2004.
Explica que esto ocurre por la manipulación de datos al calcular la TMI, para lo cual deben tomarse en cuenta dos factores: las muertes neonatales tempranas (número de niños que fallecen durante la primera semana después del nacimiento) y las muertes fetales tardías (número de decesos entre la semana 22 de gestación y el nacimiento).
Sin embargo, la Isla incluye en la estadística las muertes neonatales tempranas, mientras que desestima las muertes fetales tardías, detalla el estudio.
Según González, una muestra de varios países analizados indica que la relación entre estas dos variables oscila entre 1 a 1 y 3 a 1. Pero en el caso de Cuba esa relación es demasiado dispar: el número de muertes fetales tardías es seis veces mayor que el de muertes neonatales tempranas.
Tal variación sugiere que muchas muertes neonatales tempranas son reportadas sistemáticamente como muertes fetales tardías para reducir artificialmente la TMI. Para el economista, "la verdadera TMI de Cuba en 2004 fue entre 7,45 y 11,46, sustancialmente más alta que la 5,8 reportada por las autoridades cubanas, y mucho peor que las tasas de los países desarrollados".
Cuba ha presumido históricamente de tasas de mortalidad infantil inferiores a las de países desarrollados como Estados Unidos y Canadá, a pesar de que el gasto e inversión en salud pública es mayor en esas naciones que en la Isla.
En 2017 la nación caribeña se vanagloriaba de ostentar una TMI de 4,1 muertes por cada mil niños nacidos vivos, inferior a la de 5,7 reportada en Estados Unidos y de 4,5 en Canadá.
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