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Los residentes en el municipio Mariel, en la provincia cubana de Artemisa, padecen la contaminación que por años les ha estado afectando a causa de la fábrica de cemento René Arcay, una situación que parece no preocupar a las autoridades de la Isla.
Ante el peligro inminente que viven los habitantes del lugar y pueblos aledaños, el cubano Carlos Durán Herrero, vecino de la fábrica, denunció en redes sociales que "se hace sentir la intensa contaminación que expulsa por todos lados dicho centro desprovisto totalmente de electrofiltros y de consideración por parte de los encargados de mitigar este desastre".
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"En las calles abundan las personas espectorando y tosiendo", aseguró.
En las fotos compartidas por Herrero se muestra la niebla y la capa de polvo que caen sobre su portal en unas pocas horas.
En varias ocasiones este vecino de la fábrica ha estado alertando a los pobladores del Mariel de tormentas de cemento proveniente de la René Arcay.
Como medidas de precaución, ha recomendado a los pobladores de las localidades Mojica y La Boca usar gafas, nasobucos, algún tipo de escafandra o pañuelos para proteger el aparato respiratorio.
También ha llamado la atención de las autoridades como el Partido o el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, pero hasta el momento nunca les han prestado atención.
Aunque estas denuncias son recientes, desde hace mucho tiempo los habitantes de Mariel se quejan de esta situación.
El pasado año, la cubana Odalys Cruz también compartió fotos que muestran la grave situación en la que viven. "Miren cómo está la fábrica del Mariel, y nada pasa, no hacen nada, cuántos niños hay en el Mariel padeciendo asma y otras enfermedades", dijo.
"Pensar que hay tantos niños pequeños que están respirando puro polvo. Solo quiero que puedan arreglar eso y que tomen medidas para que el pueblo del Mariel no sufra esta contaminación", añadió.
La fábrica de cemento René Arcay fue fundada en abril de 1818. Allí se producen clínker y cemento P-350, empleado en la confección de zapatas y placas de inmuebles, así como también los P-460 y 250.
Muchos materiales como el cemento, las tejas para techos, losas para el piso, textiles y cientos de otros productos, son cubiertos con un material denominado asbesto o amianto, el cual está relacionado con una elevada cantidad de muertes por cáncer debido a su exposición.
La principal manera de enfermarse con asbesto es por inhalación. Sus partículas no se evaporan al aire, ni son hidrosolubles, permaneciendo suspendidas por largo tiempo, mientras viajan lejos por el viento y las aguas, antes de sedimentar.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHS), la Oficina de Protección Ambiental (EPA) y la Oficina Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) calificaron al absesto como un cancerígeno humano.
Según la IARC, hay suficiente evidencia de que el asbesto causa mesotelioma (un cáncer relativamente poco común de las membranas delgadas que revisten el pecho y el abdomen), y cánceres de pulmón, de laringe y de ovario.
En el caso de Cuba, el cáncer de pulmón cobró la vida de 24 912 personas en 2019 y se posicionó como primera causa de muerte en la Isla por encima de las enfermedades coronarias, según el Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
Casualmente, Artemisa es una de las provincias con más casos de muertes por cáncer, seguido de Mayabeque, Las Tunas, Granma y Santiago de Cuba.
A pesar del peligro que constituye la fábrica de cemento en la vida de los pobladores del Mariel, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel visitó ese lugar el pasado mes, y no hizo hincapié en la situación de contaminación, sino que llamó a seguir trabajando para ser más competitivos de cara al mercado internacional.
A pocos kilómetros de la contaminante fábrica de cemento, se construyó la Zona Especial de Desarrollo, que incluye una terminal de contenedores, y una Zona Franca, todo con financiación de Brasil y ejecutada por la empresa Odebrecht, protagonista de un gran escándalo de corrupción en la región.
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