Premio Nacional de Teatro 2005, y oriundo del Cerro, donde nació el 15 de noviembre de 1936, Eugenio Hernández Espinosa ha sido uno de los principales creadores del teatro cubano contemporáneo, en tanto entendió sus obras, y montajes, en tanto vehículo para retratar seres humanos, y trasmitir ideas y emociones vinculadas a la cubanía manifiesta.
Según Rogelio Martínez Furé, la obra de Eugenio Hernández Espinosa refleja el más puro criollismo cubano, por su exploración de la cultura popular. Tal característica se refleja en obras como María Antonia, Calixta Comité y Mi socio Manolo, además de varias otras piezas inspiradas en el sistema de mitos yorubas como Obba y Changó, Odebí el cazador, Quiquiribú Mandinga, y Las lamentaciones de Obba Yurú, entre otras.
María Antonia, la obra de teatro, está concebida al modo del güemilere, o forma ceremonial de los ritos de procedencia africana. En la obra se utiliza el léxico yoruba sobreviviente en el habla popular cubana. En el argumento se mezclan humanos y dioses, todos poseídos por un cierto sentido trágico, y se trasciende lo costumbrista para retratar un mundo de miseria y violencia.
La excelente obra que es María Antonia se estrenó en 1967, bajo la dirección de Roberto Blanco, y contó con música de Leo Brouwer, y la asesoría folclórica de Rogelio Martínez Furé. En el protagónico se consagró una de las mejores actrices del teatro cubano, Hilda Oates.
Con 22 obras publicadas y decenas de representaciones de sus textos en varias latitudes del mundo, Hernández Espinosa, además de dramaturgo y director general del Teatro Caribeño, y autor de obras importantísimas, inscriptas en lo mejor del teatro cubano, también incursionó como guionista de cine y televisión.
El teatro de Eugenio Hernández Espinosa ha trascendido a la cinematografía nacional. Mi socio Manolo dio lugar al filme La inútil muerte de mi socio Manolo, dirigido por Julio García Espinosa, en 1989, mientras que la mítica María Antonia originó un filme homónimo dirigido por Sergio Giral en 1990. Hernández Espinosa fue coguionista de los filmes Patakín (1982), Roble de olor (2003), y del libreto cinematográfico de El Mayor, que actualmente se encuentra en fase de postproducción.
Además de sus obras, sus textos ensayísticos siempre vigentes, el prestigioso intelectual ha realizado con frecuencia declaraciones enjundiosas como aquella en que habla sobre el momento actual que “exige una transformación de orden espiritual y moral. Mientras nos asalte el temor, la duda de afrontar nuestra realidad, no cambiaremos nuestra mentalidad. Corremos el riesgo de estancarnos y caer en la encrucijada del inexorable e implacable tiempo”.
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