En un ambiente armónico y pacífico Yuniesky Gurriel observa como desfilan bateadores por el home plate. Son las 10 de la mañana en un terreno de béisbol de Miami. Por allí pasan lo mismo sus hermanos Yuliesky y Lourdes Jr, como también Alfredo Rodríguez, Harold Díaz, Miguel Vargas y Lázaro Armenteros. Les corrige constamente con algún movimiento en la siempre complicada asignatura de la "mecánica del bateo".
Así es como el mayor de los hermanos Gurriel ha planteado su nuevo camino en el béisbol: entrenando peloteros. Es ayudado por otras glorias del béisbol de Cuba, nombres más que recordados en la memoria del espectador entre ellos: Lourdes Gurriel (su padre), Lázaro Vargas, Eduardo Paret o Jorge Luis Toca.
"Hemos hecho buena química aquí entre todos y siempre estamos progresando. Se ha cumplido con el trabajo", dijo Gurriel a CiberCuba.
El ex-jardinero de Sancti Spiritus e Industriales ha sido uno de los más defensivos y espectaculares guantes que pasó por las Series Nacionales de Cuba. Su carrera tuvo un impensado despegue después de pasar la frontera de los 30 años cuando integró el equipo Cuba al Premier 12 (junto a sus dos hermanos) en 2015, mismo año que alcanzó la corona de bateo (.374) en la Liga Can-Am con los Capitales de Quebec.
"La idea de no jugar más me llegó por sorpresa. Me tuve que retirar teniendo mis mejores años", dice con un aire de tristeza.
Gurriel, 38 años, un muchacho jovial y desinteresado consagró entonces sus horas dentro del juego entrenando a sus hermanos. Luego comenzaron a sumarse nombres, en 2018 el de Miguel Antonio Vargas (hijo de Lázaro) quien tuvo una excepcional campaña en Ligas Menores elegido entre los mejores de la organización.
Este 2019 ha sido otro año especial. En el invierno comenzaron la preparación ampliando el espectro del bateo, el fildeo, la carrera y otros elementos particulares en los que trabajaron.
"Me dediqué (luego del retiro) a estudiar el bateo con la idea inicial de entrenar a mis hermanos", confiesa.
Esa idea ya se ha multiplicado en más de 10 peloteros, el prospecto de los Orioles, Yusniel Díaz ha sido el último en incorporarse, también otros dos jóvenes (Lester Madden y Luis Almánzar (dominicano), que trabajaron con Gurriel y hace poco se reportaron a los entrenamientos de primavera con sus respectivas franquicias.
Uno de sus lemas es que siempre busca el progreso, la únión y mejorar en condiciones de ánimo ideales. Gurriel entrena muchachos a partir de 14 años y probablemente en un futuro continúen arrimándose otros beisbolistas a las largas sesiones.
Junto al béisbol, los proyectos de la tienda Piña Power con marca registrada en los Estados Unidos, así como una próxima incursión en la industria de la música son parte de su quehacer diario.
De la misma manera que en la que discriminaba lanzamientos como un fino bateador de contacto, Yuniesky Gurriel aconseja a cada uno de los peloteros que desfila por el cajón de bateo. A unos le pide que aumenten el reconocimiento del pitcheo, a otros que bateen más al centro y busquen su zona.
"Lo mejor que han tenido los muchachos este invierno ha sido el deseo y la disciplina de hacer las cosas, eso los hará mejor cada año".
Cuando ya ha concluido otra extenuante sesión de entrenamiento, Gurriel realiza tres carreras desde la línea lateral de la tercera base hasta el jardín central donde años atrás dominaba el terreno con su guante. Esta nueva parte de su vida le aporta otras energías, también positivas, que constrarrestan la nostalgia del retiro antes de tiempo.
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