Fernando Buján González (La Habana, 1953) es un Babalawo cubano reconocido por su honradez, su estudio permanente de la Regla de Ocha y su coherencia, que lo lleva a practicar y exigir disciplina, respeto y discreción.
Desde su llegada a España, la patria de su padre, a fines de los años 90 del siglo pasado, se ha consagrado a trabajar, a compartir su vida con Encarna, su mujer madrileña; a ayudar, a escuchar y -sobre todo- a practicar su fe y su magisterio con rigor, generosidad y prudencia.
De Mantilla, su barrio natal en el sur habanero, conserva la pasión por el dominó -"hasta el doble nueve", aclara- y cada sábado, desde las dos hasta las seis de la tarde, anima una peña del popular juego en el legendario Mercado de la Cebada, en el barrio madrileño de La Latina, donde reúne a cubanos amantes del tablero con 55 fichas.
Magnífico contador de historias, promotor cultural de pequeñas iniciativas, voraz lector y gran conversador es muy reacio a dar entrevistas, pero febrero suele ser un buen mes para confidencias y Fernando abrió las puertas de su casa a Cibercuba para hablar de lo humano y lo místico.
Recientemente, la Asociación Yoruba de Cuba emitió una declaración denunciando algunas prácticas fraudulentas, incluida la mercantilización de determinados ritos. ¿Cuál es tu valoración?
No conozco la declaración y habría que ver a qué se refiere concretamente. Ifá es un camino largo, que abarca toda la vida. Hay personas que se acercan a nosotros los Babalawos para resolver una duda específica, un problema concreto y esas peticiones distorsionan la verdadera función de nuestra fe.
A ese problema que genera el que acude a consultarse para salvar determinada angustia o anhelo, se unen la picaresca que ha aflorado en determinados religiosos para mejorar su vida personal en medio de las dificultades de la crisis económica que padece Cuba y la mala preparación de algunos santeros.
Algunos sacerdotes ni siquiera saben lo que significan los rezos, que repiten mecánicamente; a partir de su memorización fonética, pero sin conocer el alcance real de lo que están expresando, y también hay determinadas prácticas de excesos de ofrendas y de cobros excesivos por determinados ceremoniales que contradicen los principios de la religión afrocubana, muy influenciada también por el credo católico.
Te refieres al llamado sincretismo.
Sí. Ten en cuenta que a Cuba llegaron muy pocos sacerdotes africanos porque no fueron esclavizados, pues tenían una posición de privilegio en su tribu y zona geográfica.
En ocasiones, se hacen afirmaciones ligeras como que los Babalawos africanos llevaron sus Ikines a Cuba, escondidos en sus anos. Casi nadie cuestiona esa versión que resulta inverosímil, porque imagínate lo que significa aguantar una travesía de varios meses desde África hasta la isla, en condiciones infernales.
Si tu observas los altares de santería verás trajes y coronas de Reyes católicos, en detrimento de los atributos originales de los orishas, y esta modificación también obedece a un pacto entre esclavos y amos.
Quizá lo que se produjo fue que esclavos llevaron sus ritos a su nuevo destino y allí, negociando con sus amos blancos, fueron amoldando parte de sus creencias al santoral y al calendario católicos. Y esto es importante, porque la tradición que se practica en África poco tiene que ver con las prácticas cubanas.
¿Podrías poner algunos ejemplos?
La determinación del Orisha Alagbatori (Ángel de la Guarda) en África obedece a la región geográfica. En una, por ejemplo, todos son hijos de Shangó. En Cuba, se unieron para trabajar juntos, hijos de Shangó con Oshún, Yemayá y otras deidades, y mezclaron los diferentes cultos, que padecieron la casi obligada influencia del catolicismo imperante.
Por ejemplo, los nativos de una zona determinada comparten un ADN similar y eso los identifica como hijos de un Orisha determinado.
Entiendo que es muy duro cuestionarse lo que se ha establecido como dogma. Pero mis principios me han llevado a revisar a fondo, reexaminar lo establecido y rechazar lo que considero erróneo o inexacto, porque nunca he visto la religión como un modo de vida. He sido feliz, nunca he necesitado práctica de la tradición para comer y así viviré hasta el fin de mis días; aunque entiendo que haya personas que puedan cometer errores y dañar la fe por una cuestión de mera supervivencia.
En la tradición afrocubana, solo se consagran a hombres como babalawos. Mientras que la mujer solo llega, en Ifá, hasta recibir la llamada Mano de Orula, esta limitación quizá se debe a la influencia del catolicismo, que tampoco permite a las mujeres ser sacerdotes. En África, las féminas se consagran Iyanifás, con la atribución de consultar y hacer Ebbó, aunque no pueden consagrar a otra persona.
En África, las mujeres suelen asumir responsabilidades administrativas y financieras dentro de los Egbes (familias religiosas) porque son hábiles y eficaces. Mientras que en Cuba se reducen a meras auxiliares de sacerdotes en tareas de limpieza y apoyo puntual, siempre que hablemos de Ifá.
La ceremonia de Isefá (Mano de Orula) es más sencilla en Nigeria, donde solo se entrega el atributo de Ifá y se determina el Oddum guía para quien la recibe, hasta la consagración como Babalawo o Iyanifá.
Admito que estas cuestiones pueden ser polémicas, pero las comento por coherencia con los años que llevo reevaluando todo, a partir de mi propio convencimiento de que cometí algunos errores. Fue un aprendizaje difícil, tuve que cambiar creencias preestablecidas, pero fue mi manera de consagrarme a la práctica religiosa con honradez y generosidad.
En Cuba, las iniciaciones tanto en Orisha como en Ifá se realizan en siete días, que es una semana católica, digamos; en África se hace en calendario yoruba, que son tres noches y cuatro días.
Dicen los católicos que Dios creó el mundo en siete días, no critico esa adopción, pero no siempre cambiar tradiciones originales es positivo, aunque tengo en cuenta que los esclavos debían adaptar sus ritos a la celebración católica, circunstancias que ya no se dan hoy en día y tampoco pasaría nada, si volviéramos a ceremonias más apegadas a Ifá.
¿Esas reflexiones son solo tuyas o forman parte de un grupo más amplio de Babalawos cubanos?
No, forman parte de un grupo muy amplio de sacerdotes de Ifá, que llevamos algunos años discutiendo estos temas y buscando la manera de promover una reflexión que abarque a la mayor cantidad de babalawos con el objetivo de beneficiar, en primer lugar a los iniciados y creyentes, alejando la práctica de cualquier afán mercantilista.
Yo solo no podría analizar y reflexionar sobre un universo tan amplio. Y somos varios hermanos de fe que deseamos profundizar en el conocimiento y reconocimiento de nuestra tradición.
Eres blanco, hijo de español, nacido y criado en un barrio obrero de La Habana. ¿Cómo te vinculas a la práctica religiosa?
Empecé en Palo, que era lo más directo y sencillo. Me rayé cuando era estudiante de Secundaria Básica y empecé a sufrir unos supuestos ataques epilépticos. Me hicieron pruebas y análisis de todo tipo y fueron negativos. Alguien me recomendó consultarme en Palo, me juramenté poco después y nunca más sufrí un ataque.
Pero recuerda que en Cuba las religiones animistas son muy populares, especialmente en barrios como el mío. Yo quería ser buen estudiante y aquellos ataques me afectaron, especialmente en la asistencia a la escuela al campo y, ayudado, acudí al Palo buscando solución a ese problema de salud.
Hasta donde he leído a Rómulo Lachatañeré, Fernando Ortiz, Lidya Cabrera y Natalia Bolívar, he creído entender que un Palero puede ser también santero, pero no al revés.
Recuerda que en Cuba está todo muy mezclado. Ahora bien, una vez que te consagras en Ocha no puedes hacer nada más, excepto Ifá. Quizá el camino más coherente, en los casos que sea necesario y en Cuba, sería Palo, Ocha e Ifá, que es la culminación, digamos.
Pero aquí también hay diferencias con Nigeria, donde puedes consagrarte primero como Babalawo y luego en Orisha, que es un camino lógico.
Si cabe el término, ¿qué es más eficaz, el Palo u Ocha?
No creo que se deba hablar en términos de eficacia. Todo, bien llevado y razonado, y hecho con amor y honestidad, sirve al mejoramiento humano.
La espiritualidad humana es muy abarcadora y solo exige consagración sincera. Todo camino que ayude al hombre a ser mejor es válido.
Creo que el objetivo más auténtico de toda religión es contribuir a que cada persona haga en este mundo lo que ha venido a hacer, todos tenemos una misión.
En los años de represión gubernamental en Cuba a la práctica religiosa, ¿era más fácil ser palero o santero que católico?
No sabría decírtelo. Obviamente, los religiosos afrocubanos teníamos una pequeña ventaja sobre los católicos, que nuestras ceremonias y templos siempre fueron discretos. La prudencia y discreción fue una seña de identidad nuestra hasta la crisis económica de los años 90 (siglo pasado), pero acceder a un buen puesto de trabajo o una determinada carrera universitaria era igual de complicado para cualquier creyente. Cuando se relajó el clima antirreligioso, hubo oficiantes que leyeron mal el mensaje y -desde entonces- parece que lo más normal es un toque de santo, pero tanto aspaviento es incoherente con nuestras reglas y el propio Génesis de nuestra religión.
Ser religioso en aquella Cuba, te señalaba; pero nadie fue preso por ser palero o santero. Los que peor suerte corrieron fueron los abakúas, a los que prohibieron y vigilaron por diez años, con el pretexto de la violencia, muertos incluidos, que generaban y durante esa década nadie pudo jurarse en Abakuá.
¿Qué diferencias hay entre santero, palero y abakuá?
Varias, empezando por su origen geográfico en África; provienen de regiones diferentes.
Los abakuás son hermandades con fundamentos religiosos, provienen de tribus carabalíes. que se asentaron -fundamentalmente- en La Habana y Matanzas. Fue un fenómeno curioso porque empezó con plantes solo de negros, pero luego se abrieron a blancos y mulatos, cada uno por su lado.
Y fíjate si es singular, que su expansión en Cuba tuvo casi un carácter sindical, porque fueron grupos de hombres que se unieron por un origen religioso y luego se desarrollaron luchando por derechos y defendiéndose mutuamente.
Suele ser gente solidaria y nada apegados al poder; cuando alguien destaca en una familia religiosa, y se analiza su conveniencia estructural, pide permiso y crea su propio juego o tierra abakuá.
¿La llegada de haitianos para trabajar como cortadores de caña de azúcar influyó en los ritos afrocubanos?
Quizá el Vudú tenga alguna conexión con el Palo, en orígenes, pero los haitianos se establecen en la zona de Oriente y Camagüey y apenas se mezclan con creyentes cubanos, mantienen sus ritos, sus fiestas y su fe dentro de aquellos barracones donde malvivían y en su propia cabeza.
Los profanos tendemos a creer que la Regla de Ocha prohíbe expresamente hacer daño a otros porque se vuelve contra el promotor de la mala acción, pero se dice que en Palo sí hay daños, incluso muertes, 'perros de prenda', etcétera, etc.
No es así, son mitos. Todas las ramas del animismo africano están concebidas para no hacer daño; eso no niega que algunos usen su creencia como pretexto para actuar violentamente. Pero si vas a la raíz, verás que está expresamente prohibido.
Ahora, medita en un tema. Hacer daño no es solo agredir a alguien, sino también acometer malas prácticas religiosas y ante ellas, casi siempre, el desconocedor o profano está indefenso porque hay mucho desconocimiento sobre estos temas.
Engañar a las personas también es dañarlas, pero matar es un delito grave, que se aparta de toda consideración religiosa. El otro argumento justificativo es el dinero.
Hay personas que vienen a consultarse a casa, o escriben desde América y el resto de Europa, preguntando si van a ganar tanto como Cristiano Ronaldo y Jeff Bezos, por ejemplo. Y siempre contesto lo mismo: que yo sepa, esos señores no están consagrados en nuestra religión, pero tienen fortuna.
Cuestión diferente es que, a través de la práctica religiosa, se pueda estar en mejores condiciones para acceder a un trabajo mejor remunerado, por ejemplo.
La base filosófica es Iwa Pelé (buen carácter), y el que acuda a un babalawo debe hacerlo buscando su enriquecimiento espiritual. En ese detalle está la base de una vida feliz y exitosa, no hay que usar la religión para dañar a otros ni para ansiar el dinero. La clave está en la alineación de tu Orí con Olodumare.
Para alcanzar ciertos estados hay que asumir sacrificios, los más difíciles, digamos, son los cambios de actitud. Los éxitos salen de dentro hacia fuera, y no al revés.
Curiosamente, la educación generalista suele no tener en cuenta las individualidades; la religión africana es una ayuda para quitar obstáculos, teniendo en cuenta tus capacidades y retos.
Entonces, ¿todos esos relatos de que en las Ngangas de Palo se prefieren restos de cadáveres de chinos con vida agitada y violenta, etcétera, forman parte de la leyenda para ganar adeptos, impresionándolos?
No exactamente. Si alguien se acerca a una religión para hacer daño, incluso para mandar o desearle la muerte a otro, lo lógico es que busque la esencia de alguien que, en vida, haya sido parecido a él y no un ser bondadoso.
En los restos humanos quedan esencias de las personas, y los llamados 'perros de prenda', no son más que espíritus que montan algunos en coyunturas determinadas. Pero toda esa agresividad intentando suplantar la bondad y el auxilio mutuo, consustanciales al Palo, están destinadas al fracaso porque son alteraciones, desviaciones del camino original.
La naturaleza es buen ejemplo, cuando alguien agrede el medio natural está generando un daño y su acción tiene consecuencias negativas. Si tu adulteras un rito, modificando parcialmente un cadáver con objetivos dañinos, tu acción genera problemas. Cuestión diferente es que un Orisha autorice una práctica excepcional para corresponder al avatar del iniciado, pero siempre predomina el bien sobre el mal.
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