Alexis Saavedra es un músico cubano que hasta este miércoles se ganaba la vida cantando y amenizando veladas en el Hotel Inglaterra de La Habana.
Este cantante explicó, a través de su perfil de Facebook, que su etapa en el recinto hotelero llegó a su fin porque se cansó de no recibir un salario digno.
El artista denunció que el hotel obtiene cada año ingresos millonarios, pero él tan solo recibe 33 CUC al mes. "Nosotros vivimos en la mendicidad", lamentó.
"Todos los días religiosamente tengo que salir después de cada presentación con una cesta a mendigarle al turista una propina. Algunos aportan, otros me rechazan, otros me hacen gestos de desprecio porque no entienden que un hotel que genera tantas riquezas me pague una misera. Ellos no asimilan que nosotros seamos pseudo-esclavos", explicó.
Saavedra detalló que este escaso salario todavía disminuía más, ya que "hay que sacar dinero para el resto de los trabajadores que no lo reciben". "Si tuviéramos un salario digno, no importaría repartir esa propina. Pero recibir a diario esos maltratos, ¡no puedo!", dijo.
"Los músicos no se revelan porque están atados de pies y manos, pero lo más doloroso es que me ofenden con su postura sumisa en vez de enfrentar al verdadero culpable de sus bajos ingresos", añadió.
El cantante agregó que el hotel además de pagar una miserea, no lo hacía directamente a los artistas. "Primero la factura con el cheque miserable llega al Instituto Cubano de la Música, el parásito mayor que no busca trabajo al artista y que se da el lujo de emitir un documento indignante al declarar que el aval de profesionalidad no implica compromiso contractual", denunció.
Después llega a la empresa y posteriormente la "limosna" al artista. "Se trata de un dinero que no puede llegarte en tiempo porque todavía el parásito mayor no ha tramitado su parte del dinero. En febrero debimos cobrar el día 10 y hoy día 20 llamaré a la empresa para ver si por fin llegó la limosna", señaló.
Cantaba en el hotel sin micrófono
La precariedad salarial, no era el único problema al que se enfrentó. El intérprete aseguró que sufrió desaires de turistas y cubanos y que el hotel no permitía el uso del micrófono para cantar.
"Estos hacía más difícil mi trabajo, mis propios compañeros de trabajo debieron cuidarme y no lo hicieron. Cada día le pedía a Dios no perder la voz, porque los instrumentos musicales tienen repuesto pero la voz no. Tuve que cantar con frío, vientos y cuando llovía con aire siempre nos mojábamos un poco", recordó.
La falta de micrófono le llevó en estos últimos días a sufrir dolor de garganta debido a la sobrecarga de trabajo, pero desde el recinto hotelero no le ayudaron.
"Les supliqué que trajeran otro cantante para equilibrar la carga, pero me desoyeron. La reunión del pasado sábado fue muy dolorosa, me irrité tanto que sentí un dolor en el pecho. De todas las cosas que me dijeron, lo que más me dolió fueron las palabras del percusionista, que muy irritado me dijo: 'vete'", relató.
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