Los autos que el Gobierno de Cuba comenzó a vender esta semana no tienen garantía, aseguró a la agencia española EFE uno de los cubanos que realizó la compra.
Tras pasar varias noches a la espera de que abriera el concesionario de CIMEX donde se venden los vehículos, Yoan Orlando, quien reside en Estados Unidos, contó a los medios internacionales allí presentes que por su familia hacía cualquier cosa.
Aunque el contrato de compraventa no se ha hecho públicamente, Diario de Cuba aseguró tener acceso a uno de ellos.
En él se puede leer: "EL COMPRADOR reconoce que el bien adquirido a través de este contrato es un bien de uso, por lo que EL VENDEDOR no asume ninguna obligación respecto a su garantía de calidad y/o uso. Asimismo, EL VENDEDOR queda liberado de reponer o reparar el bien vendido a partir del momento del traspaso de su titularidad". CiberCuba no ha podido comprobar de manera independiente esta información.
El Gobierno cubano dio luz verde este martes a la venta de autos usados en dólares en un único concesionario en La Habana y a precios desorbitados. Los elevados precios de estos coches pueden alcanzar hasta los 90 mil dólares por un microbús Maxus G10.
El que compró Yoan Orlando Milián, un Toyota Land Cruiser de 2011, le costó 80 mil dólares. Sin embargo en otros mercados del mundo son considerablemente inferiores.
Si Yoan Orlando hubiese hecho la operación comercial en España, solo se hubiese gastado unos 25 mil euros (27 mil dólares) en un concesionario por un auto de la misma marca y con aproximadamente 100 mil kilómetros de uso.
En España un Kia Picanto del 2019 y con 100 mil kilómetros de uso puede costar unos 9 mil euros (aproximadamente 9 700 dólares) y con 100 mil kilómetros cerca de los 4 mil euros (4 300 dólares). En el primer caso el fabricante del coche ofrece una garantía de seis años y en el segundo ejemplo es el concesionario quien ofrece garantías por doce meses.
En Cuba ese mismo automóvil se vende en 38 mil dólares, con más de 100 mil kilómetros recorridos, tras ser rentados por 4 o 5 años, y sin ninguna garantía. En buen cubano es un negocio redondo: compran un auto nuevo, lo rentan durante algunos años, y luego lo venden a 3 veces el precio de compra, y sin garantías.
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