Pocas figuras llegan tan lejos en el ámbito de la alta costura como Luis Estévez de Gálvez, hombre de impresionante saber estar, sexualidad abierta y provocadores modos de destacar la figura femenina en sus diseños de vestuario.
Estévez nació en La Habana, el 5 de diciembre de 1930. Provenía de una familia rica de magnates azucareros y padre ingeniero. Su madre era amante de la alta costura y potenció en él desde pequeño el interés por las artes, la arquitectura, el diseño y la moda.
Luis tenía 10 años cuando lo enviaron a vivir en Pensilvania con una tía. Volvió a Cuba a finales de la década de 1940 para estudiar Arquitectura en la Universidad de La Habana, pero no terminó la carrera. Regresó a Estados Unidos, a Nueva York.
Su madre sustentaba todos sus gustos, placeres y excesos en la vida nocturna neoyorquina. Así quedó atrapado por el apasionante mundo de las pasarelas y se incorporó a estudiar en la Traphagen School of Fashion, de la cual se graduó de Diseño de Vestuario en 1951.
Ese año conoció a la modelo Betty Dew, juntos viajaron a Francia y entablaron relación con afamados diseñadores como Hubert de Givenchy. Se quedaron en Paris durante un año en que Estévez trabajó para Jean Patou.
Esta experiencia amplió su currículum profesional, cambió el modo de plantear sus diseños y le valió para enrumbar su trabajo al regresar a Nueva York. En 1955, Estévez lanzó su propia marca Grenelle-Estévez.
Sus diseños comenzaron a posicionarse rápidamente porque tenían un precio moderado en comparación con otras marcas de alta costura. Un año después se convirtió en el diseñador más joven en ganar el Premio Coty, el más importante del mundo de la moda en su momento.
Estévez y su pareja Betty Dew eran muy populares y se codeaban con artistas y celebridades estadounidenses. En 1960 creó un vestido negro, el Madame X, basado en una pintura del siglo XIX que le valió para entrar entre los diseñadores más refinados de su época.
Lucieron sus trajes modelos y actrices como Dina Merrill, Eva Gabor, Grace Kelly, entre otras. También creó una línea para hombres en la década de 1970.
La Primera Dama de los Estados Unidos, Betty Ford conoció a Luis Estévez en 1975. Quedó prendada con la elegancia y comodidad de aquellos vestidos que se ajustaban a su cuerpo con precisión.
El diseñador de origen cubano creó para ella una línea de ropa que podía comercializarse, solo tras haber sido estrenada por la Primera Dama en actos oficiales.
La también Primera Dama, Nancy Reagan, lució en la Casa Blanca los diseños de Luis Estévez. En la década de 1980 el cubanoamericano comenzó a trabajar solo para clientes privados y para Hollywood.
En 1997 se retiró del diseño de moda. Su trabajo se encuentra en colecciones privadas e instituciones públicas, como el Museo Metropolitano de Arte, el Museo Presidencial Gerald R. Ford, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, entre otros.
La especialidad de Estévez fueron los vestidos de cóctel y de noche. Se caracterizaban por ser ajustados, con escotes llamativos que pretendían destacar los rasgos más sensuales de sus modelos.
En la actualidad algunas de estas icónicas piezas son altamente cotizadas por los amantes de la ropa vintage.
Estévez disfrutó su período de creación y su vida fue intensa en todos los sentidos. Algunos críticos le cuestionan no haber trabajado su marca de cara al futuro.
En 1990, al ganar el premio a la obra como Diseñador Hispano, Estévez aseguró que se sentía agradecido a Dios por el don de un talento enérgico y a sus padres por exponerlo a un estilo de vida singular, viviendo al máximo, pero a la vez valorando la disciplina en el ámbito profesional.
Murió en Miami, Florida, el 28 de noviembre de 2014, a los 85 años.
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