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Tomás Regalado, exalcalde de Miami, asumió este jueves la presidencia del Instituto Interamericano para la Democracia (IID); una organización que definió como pluralista "pero no progre", formada por latinoamericanos que defienden valores pero no ideologías.
El nuevo presidente del IID destacó en su discurso de asunción que la personalidad del Instituto es única entre los think tanks en Estados Unidos por estar formado por latinoamericanos, muchos de ellos exiliados, que no responden a un partido político y que defiende valores como la libertad, la democracia y los derechos humanos.
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Esta no es institución de "progres" pero es pluralista, insistió Regalado, quien fue alcalde de Miami entre 2009 y 2017.
Regalado se propone mantener y hacer valer esa "personalidad propia", afianzando los lazos con los políticos en Washington y acercarse más a los medios de comunicación y los jóvenes.
De origen cubano y periodista de profesión, Tomás Regalado fue escogido por unanimidad por el Consejo de IID, un centro de pensamiento fundado hace casi 13 y cuya sede está en Miami.
Releva en el cargo a Maurice Ferre, también exalcalde de Miami, de origen puertorriqueño, quien falleció en 2019.
Regalado fue presentado oficialmente por Carlos Sánchez Berzaín, director ejecutivo de IID, quien era ministro de Defensa de Bolivia cuando en octubre de 2003 el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada renunció en medio de una ola de protestas.
Sánchez Berzaín hizo un panorama de la situación en América Latina desde el punto de vista de las libertades, que a su juicio dista de ser el ideal y que tiene como "agregado" la participación de "Podemos, un agente del castrochavismo", en el Gobierno de España.
Según el exministro boliviano, asilado político en Estados Unidos, en América Latina se sostienen las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. En Ecuador y Bolivia, "las transiciones (hacia la democracia) son frágiles"; mientras que Argentina y México están "alineados con los regímenes dictatoriales".
Indicó, además que Chile es víctima de la "nueva estrategia" de las dictaduras latinoamericanas para desestabilizar a las democracias, mientras que Colombia que está "en el objetivo" de esas fuerzas.
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