El estrepitoso fracaso del Real Madrid en el Villamarín, que le acarreó al club blanco la pérdida del liderato liguero frente al Barcelona, podría significar el comienzo del fin de Zinedine Zidane en el banquillo de la capital española.
Todo depende de cómo se desarrollen los acontecimientos. Es decir, que el equipo logre darle un vuelco radical a su desempeño irregular y no vuelva a firmar una temporada en blanco. Se dice que Zizou tiene pie y medio fuera del Bernabéu, y que Florentino Pérez ya habría orientado la mira hacia Massimiliano Allegri (hasta hace poco en la Juventus) para sucederlo.
Y es que una vez apartado de la Copa del Rey y con la eliminatoria de Champions al borde del abismo, el Madrid tenía puestas sus mayores ilusiones en La Liga, donde había alcanzado la cima con un triunfo sonoro en El Clásico. Pero perdió ante el Betis el domingo y, de pronto, la soga se apretó en el cuello de Zidane.
De manera que la continuidad del campeón del mundo en Francia’98 pende de un hilo finísimo. Por un lado, si quiere avanzar a los cuartos de Champions necesitará remontar la próxima semana un 1-2 en el campo del Manchester City, para colmo sin el concurso de Sergio Ramos ni Benjamin Mendy. Por el otro, tendrá que estabilizar el rendimiento en liga y esperar que los azulgranas tropiecen una (o varias veces) en las once jornadas que restan.
Uno de esos trofeos podría salvar la cabeza de Zidane. Igual, puede que incluso así resulte insuficiente.
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