Exclusiva: Operación 88, el fallido secuestro de Fulgencio Batista en España

Un comando "ilegal" de la entonces Dirección General de Inteligencia de Cuba intentó, sin éxito, secuestrar a Fulgencio Batista en España.

Batista con el Jefe de Estado Mayor del Ejército de EEUU Malin Craig en1938 © Wikipedia
Batista con el Jefe de Estado Mayor del Ejército de EEUU Malin Craig en1938 Foto © Wikipedia

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Este artículo es de hace 4 años

Hace 68 años, el general Fulgencio Batista Zaldívar interrumpió el más prolongado período constitucional con un golpe de estado incruento que acabó con la democracia en Cuba y legitimó al castrismo como opción violenta para la toma del poder.

Pese que a la postre, Fidel Castro Ruz fue el gran beneficiado político del cuartelazo del 10 de marzo de 1952, y fue amnistiado por Batista en 1955, tras haber sido condenado a 15 años de cárcel por dirigir el ataque al cuartel Moncada; nunca perdonó a su antecesor en el poder y aprobó una operación para secuestrarlo en España, llevarlo a Cuba y juzgarlo.


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"Operación 88" fue el nombre en clave que la entonces Dirección General de Inteligencia (DGI) dio al intento -durante unos cuatro años- de secuestrar a Batista en España. adonde desplazó un comando de "ilegales", oficiales y agentes con documentación falsa, que estuvo siguiendo al depuesto dictador, desde finales de 1969 hasta agosto de 1973, cuando se produjo su fallecimiento repentino.

Pedro Luis Piñero Eirin "Alejandro", el loco, uno de los históricos de la DGI cubana, dirigió la fallida operación del secuestro de Batista en España, donde actuó junto a otros siete "ilegales". Su sobrenombre del Loco, viene de su época en el Centro de Inteligencia de Nueva York, cuando corriendo para intentar burlar el chequeo del FBI, chocó contra un árbol en Central Park y perdió el conocimiento.

Los agentes dirigidos por Piñeiro Eirin hicieron labores de seguimiento y control de las rutas que solía usar Batista en Madrid y Marbella (Málaga, sur de España), filmando incluso sus desplazamientos por la capital española y el pueblo andaluz. El plan de secuestro contemplaba interceptar el automóvil del ex mandatario, al que inyectarían un potente somnífero y lo trasladarían a una casa de seguridad para organizar su embarque en un mercante cubano que estuviera atracado en ese momento en algún puerto español y poner proa a La Habana.

Roberto "Bobby" Batista Fernández, uno de los hijos del ex dictador, aseguró a CiberCuba que -en aquellos años- su padre no disponía de una escolta y solo era protegido por dos Policías Nacionales españoles, que Franco había dispuesto para la seguridad del gobernante derrocado.

De la antigua escolta de Batista, solo había quedado un coronel que, al llegar a Portugal, segunda escala del exilio de Batista, se convirtió en ayudante y secretario, pero sin labores de vigilancia y protección, precisó Bobby.

El comando de "ilegales" tampoco estuvo exento de sobresaltos, aunque no ocurrió en España, sino en la entonces República Federal de Alemania (RFA), donde el chileno César Augusto Méndez Pacheco "Sergio" desapareció durante cinco meses, tras haber viajado desde Madrid para un intercambio de documentación y contactos con enlaces provenientes de La Habana.

Aquella súbita y prolongada desaparición en suelo enemigo, hizo temer a la DGI lo peor y estuvo valorando suspender incluso la Operación 88 -recuerda desde Estados Unidos el ex oficial DGI Enrique García, que desertó estando en Ecuador en 1989- pero "Sergio" debió convencer a sus jefes que su desaparición había sido involuntaria y forzada, tras ser asaltado por unos ladrones que lo despojaron de su documentación falsa, dinero y una cámara fotográfica.

Pese a que no pudieron probarle traición alguna, la DGI prefirió no correr más riesgos con "Sergio" y le ordenó volver a Cuba en 1971, donde le aguardaban otras tareas de Inteligencia para el área de América Latina, a las que se dedicó hasta su jubilación en los años 90, según diversas fuentes.

Méndez Pacheco había nacido en Chile y fue a Cuba a colaborar con la revolución en temas agrícolas como agrimensor, que era su profesión, pero fue reclutado en 1963 por la Inteligencia castrista, para la que trabajó desde entonces, y en la Operación 88 hizo labores de camarógrafo en los seguimientos a Batista.

"Alejandro" por su parte, fue ascendiendo en la estructura de la DGI, pero sin conseguir que su vida estuviera a salvo de contrariedades y sobresaltos. Siendo Jefe de Centro en Moscú, sufrió la pérdida en accidente de tráfico de su esposa Elvira y -pasado un tiempo- se casó con una funcionaria del MINREX destinada en la entonces Unión Soviética, con la que algunas fuentes aseguran que mantenía una relación extramarital.

Pero sus sustos no acabarían ahí y poco después provocó un accidente de circulación en el que fallecieron dos ciudadanos soviéticos. La Habana y Moscú negociaron una salida para "Alejandro" hacia Cuba, donde fue "castigado" un año en el que estuvo adscrito a la guarnición del Departamento M-LL de la DGI, en el reparto Bilmore, del oeste habanero.

Pero su pertenencia a M-Y era una escaramuza para guardar las formas frente a los soviéticos y subordinados porque "Alejandro" siguió vinculado al Departamento M-Z (Ilegales), que entonces dirigía el coronel "Cándido" (Crescencio Elio Palenzuela Páez), y allí se jubiló como Jefe de Sección, recuerdan las fuentes consultadas, que refieren su buena sintonía con los generales José Abrantes (fallecido) y Germán Barreiro (jubilado).

El comando desplazado a Madrid, en el que nunca estuvo el coronel Antonio de la Guardia Font, fusilado en 1989, tras la Causa Número 1, puso empeño en su trabajo de seguimiento a Batista, al que filmó casi diariamente, como reflejan sus partes cotidianos archivados en el expediente de la Operación 88, al que Enrique García tuvo acceso años después, como parte de la preparación y conocimiento de los agentes con los que podría contar en su área de responsabilidad en América Latina.

La presencia de un comando ilegal de Cuba en España, durante unos 4 años, y realizando una actividad que exigía el uso de cámaras grandes y visibles y rutas que usaba habitualmente Fulgencio Batista Zaldívar, indican la profesionalidad de la DGI ya en aquellos años, pero sugieren cierta tolerancia de los servicios secretos franquistas con las ocurrencias de Fidel Castro Ruz, hijo de gallego y antiimperialista.

A casi 47 años del fallecimiento de Batista, nunca sabremos si "Alejandro" y sus subordinados habrían tenido éxito en su misión de secuestro y traslado a Cuba, solo sabemos que esos cuatro años los consagraron a vigilar y seguir al dictador derrocado delante de las narices de los servicios españoles de contraespionaje, que -parece- nunca los detectaron.

Cuando Batista entró en Columbia, rodeado de fieles, aquel 10 de marzo de 1952, cambió la historia cubana que -quizá habría sido otra sin aquel cuartelazo- y jamás habría tenido una Operación 88, nombre del que ninguna fuente ha podido ofrecer una explicación sobre su origen.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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