Estados Unidos superó este miércoles las 1.000 muertes por el coronavirus, con un récord de 223 fallecidos en las últimas 24 horas y la expansión de los casos de contagio en proporciones sin precedentes desde que la epidemia irrumpiera en el país hace dos meses.
De acuerdo con las estadísticas del Instituto Johns Hopkins, en las primeras horas de la madrugada de este jueves se registraban ya 69.197 casos positivos de COVID-19 y 1.050 muertos, una jornada devastadora en medio de los ingentes esfuerzos desplegados por el gobierno de Donald Trump y las autoridades sanitarias de la nación.
Y todavía no parece haber pasado lo peor. El destacado epidemiólogo Ira Longini, asesor del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), pronosticó que el pico de muertes por la pandemia de coronavirus en el país ocurrirá dentro de tres semanas.
Estados Unidos es el tercer país con la mayor cantidad de casos detectados, por debajo de China (81.726) e Italia (74.386).
Solo en el estado de Nueva York, el epicentro de la pandemia en Estados Unidos, el recuento deja más de 30.000 casos y 366 muertos, la mayoría de ellos en la Gran Manzana. El 12 por ciento de los neoyorquinos enfermos están bajo atención en hospitales y la tercera parte de los ingresos reciben cuidados intensivos.
"Nueva York es nuestro gran problema", dijo Trump este miércoles durante el encuentro vespertino con la prensa en la Casa Blanca, acompañado de altos representantes de la administración y miembros del equipo especial para enfrentar el coronavirus.
Trump dijo que había estado en contacto con el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, y aseguró que hay una positiva resolución para garantizar la distribución de suministros fundamentales para las instalaciones médicas y la población del estado.
"Hay una gran determinación de compañías como General Motors y Ford que están trabajando fuertemente para elaborar los suministros necesarios, y hemos priorizado la distribución de estos suministros hacia Nueva York", manifestó. "Estamos haciendo todo lo posible para que Nueva York salga adelante".
Durante sus habituales intervenciones en la televisión desde su despacho, el gobernador Cuomo consideró este miércoles que las altas cifras de contagio y muerte registradas en la ciudad de Nueva York se explican por la amplia presencia del turismo internacional y por "el hecho de que los neoyorquinos viven y trabajan muy cerca unos de otros".
Cuomo recordó que Nueva York es una puerta de entrada a los viajeros internacionales en una ciudad densamente poblada, con unos 8.6 millones de habitantes que comparten a diario subterráneos, ascensores, edificios de apartamentos y oficinas.
"Nuestra cercanía nos hace vulnerables, pero es cierto que nuestra mayor debilidad es también nuestra mayor fortaleza. Y nuestra cercanía es lo que nos hace ser quienes somos. Eso es lo que es Nueva York", destacó Cuomo.
En la presentación junto al grupo de trabajo en la Casa Blanca, Trump defendió la estrategia de aislamiento de la población, a la vez que respaldó el plan extensivo para realizar pruebas de diagnóstico a los estadounidenses, pero con un criterio de prioridad a las personas con síntomas de la enfermedad.
"Cuanto más agresivamente nos comprometamos con el distanciamiento social, más vidas podremos salvar", afirmó el mandatario.
Trump señaló que el país está realizando los exámenes para el diagnóstico de posibles casos en áreas localizadas, pero no puede esperarse que se apliquen a toda la población.
"Tenemos disponibles las mejores pruebas, ningún otro país tiene la capacidad nuestra para aplicar las pruebas, pero no pretendemos examinar a 350 millones de personas... Es ridículo", dijo.
Más de 64.000 personas han dado positivo en la prueba del nuevo coronavirus en Estados Unidos y esta semana se reforzarán los puntos de diagnóstico a lo largo del país.
A pesar de las estadísticas sombrías sobre la pandemia en la jornada, Trump volvió a defender la posibilidad de reabrir la actividad economía del país para la Pascua estival, el 12 de abril.
"Vamos a consultar con los especialistas, con el doctor Anthony [Fauci], con Deborah [Birx], con el vicepresidente [Mike] Pence, para tomar una decisión... Tenemos que ver qué pasa, pero el país tiene que retornar al trabajo", aseveró Trump. "El país lo necesita, la gente quiere volver a trabajar".
Un reportero interrogó al presidente observando que legisladores y economistas han advertido que reabrir la economía durante la Pascua "no es una buena idea".
"Creo que hay ciertas personas a las que les gustaría que no se abriera tan rápido, creo que hay ciertas personas a las que les gustaría que al país le fuera mal financieramente, porque piensan que eso sería muy bueno en cuanto a derrotarme en las urnas", dijo Trump en referencia a las elecciones presidenciales del próximo noviembre.
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