El Día Internacional del Beso se celebra el 13 de abril de cada año, y la celebración surgió gracias a que un día como este tuvo lugar el beso más largo de la historia, que duró 58 horas y que fue protagonizado por una pareja tailandesa durante un certamen.
La práctica del Día Internacional del Beso se originó en el Reino Unido, y fue adoptado internacionalmente a principio de los años 2000, a pesar de que en algunos países identifican el 13 de febrero, en vísperas del Día de los Enamorados, como el Día Internacional del Beso, y no el 13 de abril.
Sea cualquiera la fecha para celebrarlo, parece una gran idea lo de crear un día para festejar internacionalmente una de las caricias de mayor prestigio erótico, intelectual y espiritual, una caricia desgraciadamente limitada al mínimo en tiempos de coronavirus, cuya principal vía de contagio es la cercanía física, sobre todo a través de abrazos y besos.
Los romanos subdividían los tipos de besos en tres grandes grupos: el osculum (mejilla), el basium (labios) y el savium (apasionado). Este último sería el que se llama en Cuba, y seguramente en otros países, Beso con lengua, que incluye el contacto con la saliva del otro, lo cual dicho así, en frío, puede resultar algo repugnante, pero nadie pensó en eso cuando dio un largo beso savium, a quien querías demostrarle muchísimo amor o deseo.
Algunas personas han confesado disfrutar mucho más de unos cuantos buenos besos, bien dados, que del sexo puro y duro, puesto que se trata de una caricia altamente sensual y erótica en sí misma, independientemente de que también pueda servir de ritual como prólogo al coito. Por tal razón, es que millones de amantes en el mundo se besan sin parar, sin que necesariamente la caricia conduzca al acto sexual.
Incluso en Japón, y en algunas regiones de China, el beso se reserva por completo a los momentos de intimidad de la pareja, y algunos lo consideran más pornográfico que la penetración. Y no es un tema asiático ni mucho menos porque el Kama-Sutra, monumento erótico de la vecina India, propone besos en la frente, los ojos, las mejillas, la garganta, el pecho, los senos, los labios, la vulva, las axilas, el ombligo. Todo ello, con la regla final de la reciprocidad: todo beso que uno de los amantes le dé al otro, este debe devolverlo.
En un beso intervienen el tacto, el gusto y el olfato, aunque en el llamado beso esquimal o beso malayo, interviene solo el olfato y el tacto porque consisten en un frotamiento de narices, que es muy popular en las regiones árticas, y entre los maoríes de Nueva Zelanda.
En Cuba, el beso acompaña todo el tiempo no solo a los amantes y enamorados, sino también a los amigos, a la familia, a los compañeros de trabajo. Probablemente estemos entre los pueblos más adictos al beso, y en consecuencia hay decenas de canciones dedicadas al beso, una de las más célebres es Si llego a besarte, de Luis Casas Romero, que cuenta con hermosas versiones de Barbarito Diez, Omara Portuondo o Beatriz Valdés, en La bella del Alhambra. Además, existen varias obras de arte cubanas, en las más diversas manifestaciones, que ilustran este momento de comunión y afecto entre dos personas.
Porque los cubanos besamos en público y en privado, a todas las horas y los días de fiesta, el Día Internacional del Beso y en cualquier otra jornada del año. Ahora tendremos que contenernos por razones obvias, pero ya vendrá el momento en que el beso regrese, triunfante, a la cultura nacional, al día a día de todos los cubanos.
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