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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el pasado jueves una orden ejecutiva para activar a miembros de las reservas de las Fuerzas Armadas del país, los cuales serán destinados a reforzar el operativo contra el narcotráfico en el área del Caribe.
“Se ordena al Secretario de Defensa que ordene al servicio activo, durante no más de 365 días consecutivos, de cualquier unidad y cualquier miembro individual no asignado a una unidad organizada para servir como una unidad de la Reserva Seleccionada, bajo la jurisdicción del Secretario de Defensa, que no supere los 200 reservistas seleccionados al mismo tiempo, según lo considere necesario”, establece el documento.
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El objetivo de Trump es duplicar las capacidades militares de Estados Unidos en el mar Caribe y el Pacífico sur, para lo cual se desplazarán al lugar destructores, barcos de combate, cortadores de la Guardia Costera y aviones de vigilancia de la Fuerza Aérea.
En una carta publicada por la Casa Blanca y dirigida a los líderes de la Cámara y el Senado, el mandatario comunicó que había autorizado al secretario de Defensa a ordenar a “unidades y miembros individuales de la Reserva Seleccionada a servicio activo, para aumentar las fuerzas” en las acciones contra el tráfico de drogas en el hemisferio occidental.
“Esta autorización es necesaria para garantizar que el Departamento de Defensa pueda realizar adecuadamente las operaciones necesarias para cumplir con nuestros desafíos de seguridad en evolución”, precisó Trump.
La administración de Donald Trump ha ratificado su compromiso de fortalecer la lucha contra las drogas en el hemisferio.
El líder republicano ha dicho que junto a otros 22 países, efectuaría una gran arremetida contra el comercio ilegal de narcóticos, que incluiría no solamente buques y lanchas patrulleras, sino naves y vehículos de vigilancia de la Fuerza Aérea.
Todo ello posibilitará “la interrupción y la incautación de los envíos de drogas y proporcionará apoyo adicional para los esfuerzos de erradicación que están ocurriendo en este momento a un ritmo récord”, dijo el pasado miércoles en la Casa Banca, al inicio de la sesión informativa sobre la pandemia del coronavirus.
El secretario de Defensa, Mark Esper, presente en la sesión, precisó que la operación significaría un duro golpe al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
“Los actores corruptos como el régimen ilegítimo de Maduro en Venezuela, dependen de las ganancias derivadas de la venta de narcóticos para mantener su poder opresivo. El pueblo venezolano continúa sufriendo debido al control criminal de Maduro sobre el país”, recalcó.
Esta medida da continuidad a la anterior decisión, anunciada el pasado 1ro de abril, de desplegar barcos de la Armada cerca de las costas de Venezuela, después de que se hiciera pública la acusación a Nicolás Maduro de estar vinculado al narcotráfico.
El pasado 26 de marzo, el Departamento de Justicia de Estados Unidos demandó a Maduro y a otros 14 altos funcionarios de su gobierno por organizar y dirigir una megaempresa que introdujo 250 toneladas métricas de cocaína a Estados Unidos.
Según la imputación, el dictador venezolano, junto a varios de sus hombres de confianza y varios jerarcas de su ejército, lideran una conspiración al servicio del crimen organizado.
El fiscal general William Bar, quien presentó oficialmente la acusación en Washington, aseguró que el régimen chavista “está inundado de corrupción y criminalidad”.
El Departamento de Estado llegó incluso a ofrecer una recompensa de hasta 15 millones de dólares como recompensa por cualquier información que facilitara el procesamiento del gobernante.
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