Las autoridades españolas impondrán una cuarentena de 14 días a todos los viajeros que lleguen al país procedentes del extranjero, una medida que entrará en vigor a partir del próximo viernes 15 de mayo.
Esta regulación incluye a aquellos que provienen de la Unión Europea o del espacio Schengen, según una orden del Ministerio de Sanidad.
El plazo de 14 días coincide con el período máximo de incubación del virus.
“La media de incubación es de cinco a siete días, pero se alargó el doble para cubrir la mayoría de los casos”, comentó Toni Trilla, jefe de Medicina Preventiva del Hospital Clínic de Barcelona.
Durante este lapso, los viajeros solo podrán ir a centros de atención de salud, comprar comida, fármacos o bienes de primera necesidad o por motivos de “fuerza mayor o situación de necesidad” y tendrán que usar mascarilla en cada desplazamiento.
La medida estará vigente durante el estado de alarma, hasta el día 24, y sus posibles prórrogas, y “muy probablemente durante todo el periodo de desescalada”, precisó el ministro de Sanidad, Salvador Illa, de acuerdo con una nota del diario El País.
Tales decisiones tienen como objetivo que “el esfuerzo enorme de estas nueve semanas no se malogre por un caso importado”, advirtió el titular. La cuarentena solo se aplicaba a las autorizaciones excepcionales otorgadas para los españoles y residentes en España repatriados desde Italia.
Pero desde la fecha indicada se hará con todo viajero internacional, salvo algunas excepciones por razones de trabajo.
Por su parte, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Emergencias Sanitarias, dijo que la evolución de la epidemia estaba siendo “muy buena”, de forma que, si se consigue parar la transmisión en el interior de España, “los que vienen de otros países pueden convertirse en uno de los mayores riesgos”.
“Estaríamos en una situación parecida a la de finales de febrero y principios de marzo, cuando todos los casos eran importados o asociados a casos importados”, apuntó.
De ese modo, señaló que la medida podía verse como un “ejercicio de prevención” que se aplicará durante “un periodo de tiempo suficiente para que otros países lleguen al nivel de transmisión” alcanzado en España.
En cambio, la Comisión Europea, partidaria de medidas menos restrictivas, ha reclamado este martes que la decisión de confinar se tome basándose en criterios científicos y se apliquen las mismas reglas para todos.
La orden establece el deber de la persona en cuarentena de “observar todas las medidas de higiene y/o prevención de la transmisión” del coronavirus, “en especial en lo que se refiere al contacto con convivientes”.
En las dos semanas de cuarentena, las autoridades sanitarias podrán contactar con los viajeros para realizar su seguimiento. Si comienzan a manifestar síntomas como fiebre, tos, dificultad respiratoria, malestar general u otros que les hagan sospechar que padecen la enfermedad, deberán contactar por teléfono a los servicios sanitarios mediante los números habilitados por las comunidades autónomas.
Habrá, en consecuencia, dos componentes de control: por un lado, a través de restricciones del transporte y la movilidad, y por otro, de tipo sanitario.
Aunque no ha especificado en qué consistirán, el portavoz de Sanidad ha puesto como ejemplo que “no tiene sentido que un español no pueda trasladarse a su segunda residencia, por ejemplo, en Baleares, y una persona que vive en el extranjero pueda hacerlo por vía aérea. Son agravios comparativos a evitar”.
Las personas autorizadas a entrar en España por vía aérea y marítima son los ciudadanos españoles o residentes habituales acreditados, los trabajadores transfronterizos, los profesionales sanitarios o del cuidado de mayores que deban ejercer su actividad laboral.
También aquellos que acrediten documentalmente causas de fuerza mayor o situación de necesidad, según una orden del Ministerio del Interior.
España es el tercer país con más casos confirmados de coronavirus en el mundo, al reportar un total de 228.030. También es la quinta nación con mayor número de fallecidos, con 26.920, por detrás de EE.UU., Reino Unido, Italia y Francia, según datos de la universidad estadounidense Johns Hopkins.
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