El diario Vanguardia de la central provincia de Villa Clara reconoció que la asistencia social a los ancianos y otras poblaciones vulnerables en el país es aún muy deficiente.
Ese medio oficialista dijo en un reporte sobre los Sistemas de Atención a la Famila (SAF) que la pandemia del coronavirus ha revelado las carencias en la atención no solo de ancianos, "sino a aquellos villaclareños necesitados de ayuda alimentaria y de otra índole, incluida la salud física y mental".
Detalló en su versión del 25 de junio que el Consejo de Gobierno Provincial también asumió que la crisis sanitaria que el país sorteó con relativo éxito sacó a relucir "cosas que no hacíamos o dejábamos de hacer en cuanto a la atención a las personas más vulnerables".
La vicegobernadora Milaxy Sánchez afirmó que falta reevaluar a casi 8800 personas que se encuentran en los 111 SAF de la provincia e incluir en el plan de la economía la reparación de las instalaciones donde estas se atienden.
Dijo, asimismo, que la falta de integralidad en la gestión estatal ha propiciado que muchos inmuebles se encuentran en situaciones pésimas o que no hayan centros de atención a los adultos mayores en lugares Quemado de Güines o Cifuentes.
El subdirector provincial de Comercio, Miguel López, expresó por su parte que existe acumulación de problemas constructivos por negligencia, lo cual afecta especialmente a la población más envejecida.
Una encuesta a esas unidades señaló que al menos 59 centros se encuentran en buenas condiciones, 40 en estado regular y 12 fueron evaluados de mal.
Sin embargo, en todos se detectó que la comida que se ofrece a los ancianos y casos sociales tiene mala calidad.
La situación de los adultos mayores en estos centros quedó al descubierto en abril cuando un brote de coronavirus en un hogar de ancianos de esa provincia reveló que los pacientes contagiados presentaban alto grado de desnutrición.
También son frecuentes las denuncias en otras regiones del país de personas de más de 60 años que subsisten en pésimas condiciones económicas, sin vivienda, en soledad y sin asistencia legal.
Tal es el caso de Víctor Manuel Vera Arencibia, un jubilado de Santiago de Cuba quien recientemente denunció que vive con una mísera pensión para hacer frente al altísimo costo de la vida en la Isla.
Asimismo, dijo que su familia lo ha abandonado y sus siete hijos lo obligaron a vender su casa y ahora no se ocupan de él.
El Segundo Informe sobre Derechos Sociales en Cuba presentado el pasado 12 de junio detalló que los ancianos son los cubanos más afectados por la pobreza, con dificultades para comprar alimentos y medicamentos, debido a que la jubilación mínima -menos de diez dólares mensuales- reduce sus opciones de supervivencia.
El 48% de los ancianos en Cuba puede realizar una o dos comidas al día, pero de ellos, la mayoría se siente golpeado por la escasez de alimentos y medicinas, indicó el estudio.
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