Las Tiendas Recaudadoras de Divisa con venta en Moneda Libremente Convertible (MLC) han comenzado en Cuba y las reacciones de la población no se han hecho esperar. El sentir general es que “tenían las cosas guardadas”.
“Esto es criminal” dice un cubano a Cubanet. La gente se debate entre la incredulidad de ver tiendas surtidas después de meses de absoluta carencia y la necesidad de comprar al precio que sea. "No hay nada de producción nacional", indica otra persona.
El Estado cubano actuó de modo solapado en la preparación de estas tiendas y tuvo que sacar a la luz su “nueva” Estrategia Económica y Social por la presión que ejercieron los medios de comunicación independientes y la población en las redes sociales, al comprobar los movimientos de mercancía hacia estos puntos de venta, en medio de una dura crisis de alimentos y productos de primera necesidad.
La duda más frecuente entre los comentarios de la población cubana es de dónde sacaron todos los productos que ahora ponen a la venta en MLC, después de que durante meses nada de esto era accesible a la población en tiendas con CUC y todavía no lo es.
Las nuevas tiendas solo pueden realizar ventas con tarjetas magnéticas cargadas con divisas y no muchos ciudadanos tienen acceso a ellas. Sin embargo, las colas no han terminado en Cuba, por el contrario, ahora tienen un nuevo escenario.
Estas 72 tiendas tendrán que calmar las carencias de la población que recibe remesas o tiene un alto poder adquisitivo en la isla. Al resto de la ciudadanía le toca mirar de lejos o estrangularse con el cinturón de los ahorros para comprar dólares y crearse una cuenta en MLC.
Esta falsa imagen de abundancia, similar a lo ocurrido en la reapertura del Mercado de Cuatro Caminos, es insostenible en el tiempo. La demanda, aún siendo con pago en divisas es mucho mayor que la oferta del gobierno cubano, que se niega a abrir su economía y dejar de centralizar y controlarlo todo.
Pocos ciudadanos se cuestionan las razones del avance paulatino de esta medida, pero muchos desconfían del intento continuo del Estado por señalar que no es un proceso de “dolarización de la economía” cuando ya Cuba ha pasado por esta experiencia más de una vez y la gente sabe lo que está viviendo.
Estas tiendas comenzaron vendiendo electrodomésticos, motos y ahora pasan a comercializar productos de primera necesidad, artículos de ferretería y alimentos ante la dura crisis y la escasez de todo tipo de productos que hay en la isla.
Una medida para contentar a la población ha sido eliminar el gravamen del 10% que tenía el dólar. Sin embargo, muchos economistas y organizaciones como el Observatorio Cubano de Derechos Humanos alertan que el Estado podría subir los precios en estos establecimientos para compensar las pérdidas.
Economistas cubanos en el exterior aseguran que el Estado cubano roba a la población con una moneda sin valor y vende productos multados en más de un 300% de su precio de coste. Sin embargo, los cubanos no pueden escapar a esta realidad y se ven obligados a comprar para subsistir.
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