La reciente suspensión de los vuelos chárter privados a Cuba enfrentó a las campañas electorales del presidente Donald Trump y de su rival demócrata Joe Biden con criterios contrapuestos sobre el impacto de la medida.
El pasado jueves, el Departamento de Estado anunció la decisión que afecta a todos los vuelos chárter privados desde Estados Unidos a Cuba, pero no implica a los vuelos fletados públicos, autorizados hacia y desde La Habana.
Pero la interpretación sobre las consecuencias de la medida para los viajes familiares y la economía cubana cobró dimensiones excesivas en medio del calor político de las campañas, con deslices que también atizaron algunos titulares de los medios de comunicación de Miami.
El equipo de reelección del Presidente no perdió tiempo en resaltar el anuncio.
"Las medidas anunciadas hoy por la administración le dan un golpe al régimen castrista", dijo Mercedes Schlapp, asesora principal de la campaña.
Schlapp, hija de un preso político cubano, recordó que los militares cubanos "controlan el turismo, abusan de nuestro pueblo y se aprovechan de quienes necesitan ver y ayudar a sus seres queridos en la isla".
"Bajo el liderazgo del presidente Trump los cubanoamericanos pueden seguir visitando a sus familiares, mientras que Estados Unidos continuará haciendo que el régimen de La Habana y sus aliados en Venezuela, Colombia y Nicaragua rindan cuenta por sus abusos", agregó. "Lamentablemente los demócratas radicales como Joe Biden y Kamala Harris han optado por ser débiles hacia el socialismo y la extrema izquierda.
Este viernes, Kevin Muñoz, portavoz de la campaña "Biden para Presidente", reaccionó a la suspensión asegurando que "no hace nada para ayudar o empoderar al pueblo cubano".
"Esta acción solo ayuda al régimen cubano a continuar separando familias, una táctica alarmante adoptada por la administración de Trump", dijo Muñoz, que calificó la medida de "decisión política cruel, cínica y calculada, con verdaderas consecuencias humanas".
"Como presidente, Joe Biden tomará decisiones políticas que ayudarán a la isla a avanzar hacia la democracia y que empoderarán al pueblo cubano”, concluyó el activista demócrata.
Sin embargo, el volumen actual de los vuelos privados a Cuba es realmente reducido.
Después que la administración de Barack Obama autorizó los vuelos comerciales regulares a Cuba en 2016, el papel de los aviones privados fletados disminuyó significativamente. De acuerdo con datos entregados a CiberCuba por el Departamento de Transporte (DOT), unos 860 vuelos chárter privados fueron realizados con destino a la isla en 2019.
La restricción limita a celebridades, ejecutivos de negocios, compañías, entidades profesionales y asociaciones cívicas y religiosas que viajan a Cuba en aviones privados desde aeropuertos estadounidenses.
"Esta medida está concebida para cerrar los intereses particulares de personalidades, grupos académicos y compañías privadas en impulsar sus proyectos en Cuba, pero no causará limitaciones para los viajes familiares", dijo a CiberCuba John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial EE.UU.-Cuba, con sede en Nueva York.
De cualquier forma, la prensa oficial cubana y el gobernante Miguel Díaz-Canel trataron de sacar provecho propagandístico de la medida.
El diario Granma lanzó este viernes un engañoso titular, tratando de implicar consecuencias para los contactos familiares entre cubanos de ambas orillas: "Estados Unidos suspende todos los vuelos chárteres: medida para aislar más a las familias cubanas".
En el contexto de los viajes a Cuba, la porción de los vuelos privados dentro del flujo de las vuelos fletados y el volumen de pasajeros es ínfima.
El pasado año, los viajeros cubanos y cubanoamericanos desde Estados Unidos establecieron la cifra récord de 552.816, lo que constituyó el segundo mayor grupo emisor de turismo hacia la isla.
En diciembre de 2019, Estados Unidos prohibió los vuelos regulares a Cuba a los aeropuertos del interior del país, limitándolos solo a La Habana. La restricción se hizo efectiva también para los vuelos chárter desde el pasado 10 de marzo.
Los efectos sobre las visitas familiares, los viajes comerciales y educativos y las delegaciones de intercambio cultural comenzaron a sentirse desde comienzos de año, pero la escalada del coronavirus paralizó el tránsito aéreo entre ambos países desde el 1 de abril.
No obstante, en mayo, el DOT decidió autorizar un límite de 3.600 vuelos chárter anualmente a Cuba, operados en su mayoría por las compañías Swift Air y World Atlantic, hasta 2021.
En la orden emitida esta semana, el DOT aclaró que la suspensión dispuesta por el Departamento de Estado incluye vuelos chárter operados directa e indirectamente por compañías aéreas estadounidenses y extranjeras, pero no afectará otros chárter autorizados con fines médicos de emergencia, búsqueda y rescate y otros que se consideren de interés para Estados Unidos.
La medida entrará en vigor el 13 de octubre.
Los vuelos charters fueron autorizados por la administración de Jimmy Carter en 1977, cuando la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) introdujo una enmienda que autorizaba a los proveedores de servicios a asistir en vuelos internacionales.
Amparadas en esa disposición federal, las agencias autorizadas por Cuba comenzaron a “fletar” aviones a Estados Unidos y otros países que se encargaron de los primeros vuelos de la comunidad cubana.
Al producirse el derribo de las avionetas de la organización Hermanos al Rescate, en 1996, el presidente Bill Clinton suspendió todos los vuelos hacia y desde Cuba. Dos años más tarde, el 1ro de septiembre de 1998, OFAC aprobó reinstaurar los vuelos charters hasta La Habana y un año después Washington autorizó los primeros viajes a aeropuertos del interior del país, comenzando por la provincia de Holguín.
Durante la administración Obama se facilitaron las licencias generales para los vuelos privados, que antes requerían de licencias específicas para volar a Cuba.
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