A pesar de que la pandemia de coronavirus en Cuba obligó a las autoridades eclesiásticas a suspender las principales actividades de celebración del día de la Virgen de la Caridad del Cobre, la devoción del pueblo cubano por su Santa Patrona no debe menguar.
Así lo expresó a Martí Noticias Dionisio García Ibáñez, arzobispo de Santiago de Cuba, quien este martes presidió la misa efectuada en la Basílica Santuario Nacional del Cobre, la cual fue retransmitida por la noche por la televisión estatal.
“Nosotros le pedimos a la gente que este es un año especial, que con más razón hay que acercarse a la Virgen, ya que ella ha estado con nosotros hace 400 años acompañándonos en la historia y precisamente en los momentos más difíciles es cuando nosotros nos hemos acercado a ella”, subrayó.
El rebrote de la enfermedad ha compelido a adoptar medidas restrictivas en cuanto a la apertura de las iglesias, como en La Habana, donde se volvieron a suspender las misas, tal como se hizo al inicio de la pandemia.
En provincias como Santiago de Cuba, donde la situación epidemiológica es mejor, se suspendieron las típicas procesiones de estas fechas, pero se mantiene la realización de los cultos en los templos.
“Es decir, en El Cobre todo va a ser exactamente igual, lo que no van a existir peregrinaciones organizada por las iglesias ni las procesiones”, precisó el arzobispo horas antes de la celebración.
También monseñor Emilio Aranguren, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, recordó la frase que dijo el Papa Juan Pablo II cuando visitó la Isla en 1998, que la Virgen de la Caridad es la madre amorosa de todos.
“Las personas acuden a la Virgen de manera especial como hijos, pidiendo su bendición y su protección maternal”, recalcó Aranguren.
Por otra parte, en Miami, donde la Virgen de la Caridad también tiene su santuario, la festividad por su día también implicó tomar en cuenta la actual emergencia sanitaria causada por el COVID-19.
“Se requiere mascarilla y mantener la distancia social en todo momento”, dijo el padre Fernando Hería, rector del Santuario Nacional, Ermita de la Caridad.
El templo abrió sus puertas a las 7:00 de la mañana para dar paso a los peregrinos que iban llegando a saludar a la Virgen y a dejarle sus ofrendas.
“Al Santuario llegan las personas con sus ruegos y esperanzas, para sentirse acogidos por la Virgen María, la Santa Madre de Dios”, explicó.
“Estamos compartiendo ese amor de Dios que hay en nuestro corazón, ese amor de la madre con que ella nos cubre con su manto. Tenemos que propagarlo unos a otros”, añadió.
“Me siento muy orgulloso de que nuestra madre no solamente nos pertenece a nosotros sino que pertenece a todo el pueblo hispano. Eso es indiscutible en este momento”, sentenció.
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