Por primera vez el Premio Nacional de Cine se confiere a un director de fotografía, en el cine cubano, a uno de esos lentes que, desde la cámara, con el juego de la luz y del espacio, de las imágenes resulta clave en cada película a la que se incorpora, como lo demuestra su sólida filmografía tanto en el documental como en la ficción. Y es que Raúl Pérez Ureta, Premio Nacional de Cine 2010, es esa suerte de mago que, con su perspectiva y su mirada, desde la fotografía e, incluso, con el manejo de la cámara se adueña de cada obra en la que está su sello. Así se demuestra en filmes tan emblemáticos como “Papeles secundarios”, “Madagascar”, “La vida es silbar”, “Suite Habana”, “Pon tu pensamiento en mí”, largometrajes de los realizadores Orlando Rojas, Fernando Pérez y Arturo Sotto en los que ha sumado su talento y sensibilidad, como también lo ha hecho en producciones de Daniel Díaz Torres, de Manuel Iglesias, de Fernando Timossi, de Ruy Guerra, de Lisandro Duque y de Fernando Birri, entre otros, al proyectarse no solo en la pantalla y en películas cubanas, sino al dar su contribución, también, al nuevo cine latinoamericano. Desde 1961 se incorporó a las huestes del entonces recién creado Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos, ICIAC, primero en el departamento de animados, y luego en la que fue su mejor escuela, el Noticiero ICAIC Latinoamericano, donde se forjó de manera autodidacta y junto al magisterio de Santiago Álvarez, como él mismo lo ha reconocido, en la actual edición del Festival de Documentales que viene realizándose en Santiago de Cuba, ciudad en la que recibió la noticia de este muy bien merecido Premio Nacional de Cine. Con marcado acento expresionista en su fotografía, apoyado en las variables de la luz y del color, incorpora Pérez Ureta a cada filme, y en particular al discurso de la ficción, ese particular acento que define un arte, que como el audiovisual, necesita de la imagen como elemento no pasivo, sino protagónico, y así lo hace su fotografía, esencial para el enriquecimiento de la propia dramaturgia de cada película. Fuente: CubaSi
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