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El mundo ha reaccionado con preocupación a la noticia de que el presidente norteamericano Donald Trump y la Primera Dama, Melania Trump, dieron positivos al coronavirus.
El titular ha tenido un efecto inmediato en los mercados internacionales. Minutos después del anuncio, las bolsas asiáticas y las inversiones en futuros de norteamericanos y europeos han entrado en negativo con correcciones superiores al 1%.
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El índice Nikkei retrocede un -0,9%, mientras que los futuros americanos retroceden más del -1,5%. En el caso del Dow Jones la caída ya es de más del -1,9%; mientras que el S&P 500 retrocede un -1,85% y Nasdaq se deja un -2,17%.
Las bolsas europeas también han sido arrastradas y muestra aperturas a la baja.
No se trata del primer presidente que contrae la enfermedad, pero sí del de mayor edad. Con 74 años, Trump presenta un mayor riesgo médico que el primer ministro británico, Boris Johnson, o el presidente brasileño Jair Bolsonaro, que también fueron contagiados.
Muchas de las reacciones en redes sociales ante la noticia llevan un matiz de "Te lo dije".
Trump se ha negado durante meses a usar mascarilla en público, y cuestionó repetidamente su efectividad mientras se burlaba de Biden por usar una. A la zaga en las encuestas, en las últimas semanas el presidente también organizó numerosos eventos de campaña concurridos, desafiando, en ocasiones, las pautas de salud pública y los consejos de los gobiernos estatales y locales.
Expresiones de preocupación y deseos de una pronta recuperación de Trump, así como la de la primera dama, llegaron de funcionarios gubernamentales en India, Gran Bretaña y otros países.
“Le deseo a mi amigo @POTUS @realDonaldTrump y @FLOTUS una rápida recuperación y buena salud”, dijo en Twitter el primer ministro indio Narendra Modi.
Por su parte, Boris Johnson dijo en Twitter: “Mis mejores deseos para el presidente Trump y la Primera Dama. Espero que ambos se recuperen rápidamente del coronavirus".
Algunos comentaristas señalaron que el contagio del presidente de Estados Unidos y su esposa era un triste recordatorio de que el virus no distingue entre ricos y pobres, débiles y poderosos. La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres tuiteó: "Nadie es inmune al #COVID19".
En China, país al que Trump ha culpado como la fuente de la pandemia, la noticia desencadenó una tormenta de reacciones, y en una hora se disparó a la cima de los temas más buscados en Weibo, una red social popular aunque fuertemente censurada.
Los comentarios muestran una mezcla de simpatía, incredulidad y abiertas críticas de quienes ven el contagio como una justa retribución para Trump, que ha revisado en profundidad las relaciones entre Estados Unidos y China.
Wang Huiyao, fundador y presidente del Centro chino para la Globalización, un grupo de investigación influyente en Beijing, dijo: “Cuando el presidente de los Estados Unidos, la persona más poderosa del mundo, puede contraer esto, es que el virus no tiene fronteras".
Wang dijo que el resultado positivo de la prueba del presidente podría convertirse en un recordatorio mundial de la importancia de las mascarillas, que todavía se usan ampliamente en China continental a pesar de que no se ha informado de un caso de transmisión local en más de seis semanas.
Tanto entre sus aliados como entre los adversarios de Trump, hay preocupaciones de seguridad, ya que la nación más poderosa del mundo se enfrenta a la posible incapacitación de su comandante en jefe.
Estados Unidos tiene una cadena de mando bien establecida si el presidente no puede cumplir con sus deberes. Pero la propagación del virus dentro del complejo de la Casa Blanca, y la proximidad de Hope Hicks, la asistente que mostró por primera vez los síntomas de COVID-19, a Trump y otros en su círculo, ha generado preocupaciones sobre cuántos otros altos funcionarios podrían estar en riesgo, incluido el vicepresidente Mike Pence.
Algunos dijeron que la principal preocupación no era la continuidad del gobierno, dada la profundidad de los planes de contingencia en Estados Unidos, sino cómo reaccionaría el presidente ante el confinamiento forzado y el espectro de la enfermedad.
"Esto resalta que lo que siempre ha sido desestabilizador sobre la administración de Trump no son realmente sus políticas, es él", aseguró al diario The New York Times Jeremy Shapiro, un funcionario de Seguridad Nacional de la administración de Obama que ahora es director de investigación en el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. "En este sentido, la preocupación de los gobiernos extranjeros probablemente será el efecto [de la enfermedad] en la frágil psique del presidente".
Para el Times, la experiencia de Gran Bretaña muestra que incluso en un país con un sistema político bien organizado, la enfermedad repentina de un líder puede tener consecuencias. Cuando Johnson contrajo el virus en marzo, el gobierno estuvo a la deriva varios días mientras el primer ministro luchaba por seguir liderando la respuesta a la pandemia, a través de llamadas de Zoom, desde el aislamiento en su residencia oficial en Downing Street.
Otros comentaristas aprovecharon la oportunidad para ridiculizar a Trump.
"Covid, retrocede y espera" ("stand back and stand by") escribió Raphael Bob-Waksberg, un comediante estadounidense, en un tuit viral, refiriéndose a los comentarios que hizo Trump sobre el grupo militante de extrema derecha Proud Boys.
Por su parte, Radoslaw Sikorski, un exministro de Relaciones Exteriores de Polonia que ahora es miembro del Parlamento Europeo, escribió en Twitter: “Sr. Presidente @realDonaldTrump, le sugiero que no intente darse un tratamiento con lejía".
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