Un jubilado cubano que combatió en la guerra de Angola y malvive junto a su esposa con una pensión miserable, ha llenado su casa de carteles con frases como “Quién vive con 210 pesos”, en referencia a su única fuente de sustento.
Osvaldo Núñez Angulo, quien tras su participación en la contienda de África quedó severamente lesionado, denunció ante la independiente Agencia de Prensa Libre Avileña (APLA) que los carteles fueron la única opción que le quedó, luego de años pidiendo una jubilación decorosa.
“Yo soy mutilado de la guerra de Angola, entonces yo le escribí en 2019 a Díaz-Canel Bermúdez, a la ministra de Trabajo y a la Fiscalía, porque desde el 2014 estoy pidiendo que me dé una jubilación decorosa porque he trabajado 51 años y aparte de eso, soy mutilado de la guerra de Angola”, declaró en un video grabado en su vivienda.
“A mí me sacaron, yo estuve muriéndome en un hospital allá y no había ni medicinas ni nada. Después de que vine para Cuba me sacaron la mitad del esófago y cogí un Helicobacter pylori, esa bacteria me trajo un cáncer de estómago, una metaplasia. Yo tengo papeles de todo lo que estoy diciendo”, precisó, antes de mostrar los documentos que ha enviado a las autoridades.
“Ha habido un abandono total, como usted podrá leer en todos los documentos y papeles”, añadió.
Este es uno de los tantos casos de veteranos de guerra que tras dar entregar sus mejores años a la causa “revolucionaria”, pasan su vejes en condiciones precarias de vivienda o cobrando jubilaciones exiguas que no bastan para cubrir sus necesidades más perentorias.
Uno de ellos es Félix Baloy López Bulé, quien reside con su mujer y cuatro niños en un bajareque de tablas de palma y algunas tejas de fibrocemento en Guantánamo.
Según denunció el excombatiente a la agencia independiente Cubanet, perdió su casa original con todo lo que había dentro en 2016, cuando el paso del huracán Mathews. Desde entonces está reclamando ayuda al Gobierno que le facilite los medios y permisos necesarios para poder construir una vivienda digna.
Tras el huracán las autoridades no les dieron ropas ni útiles del hogar. Y como veterano de guerra Félix tampoco recibe ayuda alguna. La casucha que ha podido levantar con “matas de coco” está llena de agujeros por los que entra el agua cuando llueve. El piso es de tierra y apenas tiene muebles. Cocina con leña sobre unos ladrillos.
Su esposa rellenó una planilla para solicitar una vivienda a la que supuestamente tendría derecho por ser madre de cuatro hijos menores, uno de ellos con necesidades especiales. Pero ni les han ofrecido ninguna ni les dan materiales para construirla porque les dicen que no hay terreno disponible.
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