El chofer de una guagua en La Habana fue fuertemente golpeado tras negarse a incumplir el límite de pasajeros que está normado con las nuevas medidas de distanciamiento social por la pandemia de coronavirus.
El cubano Reinier Rafael Almenares denunció en la red social Facebook que el chofer de la guagua 40, de Guanabo, fue golpeado cuando paró en la parada de Micro 10, de Alamar, y le dijo a un pasajero que no podía montar, ya que la capacidad de la guagua estaba cubierta.
A raíz de la negativa, el pasajero le propinó golpes hasta dejarlo en estado grave.
En las imágenes compartidas en Facebook, puede verse que en el suelo cercano a la guagua hay manchas de sangre por la pelea.
"Estas son las consecuencias que tienen que pagar los choferes por las guaguas limitadas a 20 personas cuando la demandas es mucho mayor", dijo Almenares.
"Mira quienes pagan la culpa, los choferes... porque quien ponen las leyes tienen carros y con aire acondicionado. Lamentable lo que acaba de pasar", agregó.
A raíz de este lamentable suceso, muchos cubanos se sintieron indignados.
"Es verdaderamente muy cierto que quien pone las leyes y las limitaciones ni pasa por los malos ratos y momentos por los que la mayorías de los cubanos pasamos y muchos dirigentes ni entienden eso porque ellos andan en sus carros y no los afectan", opinó un usuario de Facebook.
"Este tipo que agredió al chofer merece cárcel y un montón de años sin salir, que le pongan cargos de agresión física premeditada, atentado, propagación de epidemias y desobediencia para que se pudra. El chofer cuando se recupere y la terminal tienen que poner esa demanda y que vayan a la fiscalía general", recomendó otro.
"Lo que tienen que hacer es poner a la PNR en las paradas o un policía por carro, así le dan un poco de trabajo para que se ganen el sueldazo que tienen sin hacer nada", dijo otro cubano.
Desde que la capital cubana reanudara el transporte público que había sido suspendido por la crisis de coronavirus, se han impuesto varias medidas para cumplir con el distanciamiento social, como el uso del nasobuco o que el 100 % de los pasajeros permanezcan sentados y el 50 % de pie. En las cabeceras de las rutas se limitó el número de pasajeros de pie: hasta cinco en los ómnibus rígidos y 10 en los articulados, para permitir “recoger ciudadanos en las próximas paradas, y a dos empleados con sus correspondientes pases”.
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