Alina Miyares, madre de una ciudadana estadounidense presa en Cuba bajo acusaciones de espionaje, arriba este domingo a los 93 años sin obtener su más ansiado obsequio de cumpleaños: el abrazo de su hija.
"Quiero tener conmigo y abrazar a mi hija antes de morir, es el único deseo que pido a Dios todos los días", dijo Miyares en conversación con CiberCuba.
Miyares vive sola en un apartamento de Miami Beach después del fallecimiento de su esposo, Juan Francisco López Vasconcelos, a comienzos de 2019. La hija de ambos, Alina López Miyares, de 61 años, estaba ya en prisión cuando murió el padre y la anciana no quiere que una situación similar se repita con ella.
"Pido salud para poder esperar el regreso de Alina", afirmó la mujer, quien emigró con su familia desde Cuba en 1969.
En su afán por lograr la liberación de su hija, Miyares ha decidido hacer pública una carta enviada el pasado octubre a personalidades políticas y cívicas de Estados Unidos, pidiéndoles que intercedieran en el caso. Aunque no ha habido aún una solución favorable, ella prefiere mantener bajo discreción los destinatarios más recientes de su reclamo.
"¿Habrá alguien capaz de sentir el suficiente amor para acordarse de que esta madre llora a diario con las ansias de abrazar a su hija, Alina López, confinada en una cárcel de Cuba por un delito que no ha cometido?", señala la misiva, entregada a CiberCuba.
La carta de Miyares es la más recientes de las gestiones emprendidas por ella junto al abogado Jason Poblete, presidente de la organización Alianza por la Libertad Global (GLA), para conseguir la liberación de la prisionera cubanoamericana, condenada a 13 años de cárcel por un tribunal militar de La Habana.
"A pesar de los desacuerdos políticos entre los países, en asuntos como este debemos trabajar más intensamente para encontrar un terreno común", dijo Poblete a CiberCuba. "Lo hemos hecho en lugares como Irán, y he estado involucrado en algunos de esos casos. Podemos hacerlo en Cuba por Alina y su familia. La voluntad política es esencial en ambos lados.. Soy optimista".
Con anterioridad, Miyares ha tocado las puertas del Departamento de Estado, congresistas y representantes de los partidos Republicano y Demócrata. Hasta ahora ha conseguido escasas razones para el aliento.
En una entrevista con CiberCuba, Mara Tekach, coordinadora de la Oficina de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado, declinó abundar en el caso, pero aseguró que el gobierno de Donald Trump no ha descuidado la situación de Alina López.
"La protección de los ciudadanos en el extranjero es prioridad del gobierno de Estados Unidos y tratamos de ofrecerle toda la ayuda consular posible", dijo Tekach.
El gobierno cubano ha rechazado reiteradamente las múltiples solicitudes de ayuda consular a López, así como las peticiones de su liberación por motivos humanitarios, considerando el tiempo cumplido de la sentencia y la pandemia del COVID-19.
Un representante del Partido Demócrata, vinculado al equipo del presidente electo Joe Biden, sugirió a CiberCuba que cualquier gestión sobre el caso "tendrá que esperar a después del 20 de enero".
La prisionera padece de hipertensión y enfrenta otros problemas de salud que mantiene controlados con las medicinas que su madre le envía regularmente desde Estados Unidos.
Miyares viajó en varias ocasiones a La Habana para asistir al juicio y visitar a su hija en la prisión desde 2017 hasta comienzos del pasado año, pero la crisis de la pandemia y el cierre de los vuelos a Cuba le han impedido regresar a la isla.
Además dice que sus años le pesan demasiado para viajar con frecuencia y tampoco cuenta con recursos financieros para hacerlo.
"Tengo solo mi pensión para mantenerme y ayudar a mi hija", dijo Miyares, que ahora tiene como preocupación adicional la cancelación de los servicios de remesas a Cuba a través de Western Union, desde el próximo 22 de noviembre.
"¿Qué puedo hacer ahora? Todo es un tormento con Cuba", manifestó la anciana.
Alina López, maestra de profesión, fue arrestada a su llegada al aeropuerto de La Habana en un vuelo procedente de Estados Unidos, en enero de 2017. En octubre de ese mismo año, el Tribunal Militar de La Habana la juzgó y sentenció bajo cargos de espionaje.
El proceso correspondió a la Causa No. 1 de 2017 e incluyó además a su esposo, Félix Martín Milanés Fajardo, alias El Chino, un ex diplomático de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas y veterano oficial de la Dirección de Inteligencia.
Milanés Fajardo fue sentenciado a 17 años de prisión.
La investigación de la contrainteligencia cubana determinó que ambos proporcionaron información de carácter secreto con perjuicio para la seguridad nacional.
La pareja se conoció en Nueva York a comienzos de 2000 y contrajo matrimonio hace diez años en Cuba. López viajaba con frecuencia a La Habana para visitar a su esposo y había completado el proceso de repatriación poco antes de su arresto.
La situación de López recuerda el caso del contratista estadounidense Alan P. Gross, detenido en La Habana en 2009 y condenado a 15 años de prisión por un tribunal militar por delitos de atentar contra la independencia y la integridad territorial de Cuba. Fue liberado el 17 de diciembre de 2014 como parte de las negociaciones que llevaron al deshielo en las relaciones bilaterales durante la administración de Barack Obama.
El caso de Gross recibió amplia publicidad en los medios estadounidenses y fue objeto de insistentes reclamos del gobierno de Obama ante las autoridades cubanas, algo que no ha ocurrido con el cautiverio de López en la isla.
"Siento una total empatía con la señora Alina Miyares y su familia. Mi corazón está con ella", dijo Gross a CiberCuba.
A continuación CiberCuba reproduce el texto de la carta escrita por Alina Miyares pidiendo la liberación de su hija.
CARTA PÚBLICA POR LA LIBERTAD DE ALINA LOPEZ MIYARES
Miami Beach, 20 de octubre de 2020
A quien pueda escuchar:
Este es un llamado desesperado de una madre anciana, residente en Estados Unidos desde 1969, por su hija presa injustamente en Cuba.
Es un llamado en tiempos turbulentos en que la política y los políticos lo han cambiado todo.
Unos solo tienen el deseo de triunfar, de demostrar que son los mejores, y los otros de lograr y demostrar lo mismo.
Desgraciadamente, la enfermedad que nos ha tocado (COVID-19) pone a todo el mundo al mismo nivel: niños, jóvenes, ancianos. Pero de verdad, quienes necesitan una ayuda urgente no la reciben.
¿Habrá alguien capaz de sentir el suficiente amor para acordarse de que esta madre llora a diario con las ansias de abrazar a su hija, Alina López, confinada en una cárcel de Cuba por un delito que no ha cometido?
He esperado durante meses el milagro de que algún político que tenga hijos se apiade de mí y se sensibilice con mi drama familiar. Pero estos son tiempos en que los políticos solo desean ganar votos y, por qué no, dinero. Quizás me equivoque, pero los que tienen mucho dinero dedicaron su vida a acumularlo, y esa ha sido su principal meta.
Nosotros, los ciudadanos pobres de esta nación, solo esperamos unir a nuestras familias y enseñar a nuestros hijos el verdadero sentido de lo que debe ser importante en la vida.
Muchas veces he esperado por alguien que me inspire confianza como el Presidente Obama.
Podría explicar mi pena al ver a los niños de St. Jude, a los que sufren por una enfermedad, una imperfección física o un dolor del alma, pero no puedo hacer nada desde mi condición de anciana. Solo pedir a Dios que se apiade de ellos y me permita poder ayudarlos un día.
En breves días cumpliré 93 años. Vivo sola y hace dos años enviudé de mi esposo de toda la vida. El único regalo que he pedido a Dios diariamente es un deseo inmenso que quisiera cumplir en mi cumpleaños: el abrazo de mi hija.
¿Puede alguien ayudarme a cumplir este anhelo antes de morir?
Estaría eternamente agradecida si alguien siente que puede escucharme y avanzar hacia ese abrazo entre madre e hija.
Con amor y humildad,
Alina Miyares
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