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Iota, que ingresó en Centroamérica como un poderoso huracán categoría 4, se debilitó este miércoles hasta un remanente sobre El Salvador, después de arrasar y dejar un trágico saldo en la región, donde se encuentran varias de las naciones más pobres del hemisferio.
El fenómeno impactó la zona con una fuerza devastadora trayendo vientos de 250 kilómetros por hora (km/h) y rachas superiores. Los reportes preliminares indican que al menos 14 personas murieron a causa del ciclón. De igual modo, se informan poblados inundados y daños a la infraestructura vial.
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Nicaragua registró la muerte de cuatro personas, de las cuales tres fueron menores de edad, por un derrumbe en un macizo en el departamento norteño de Matagalpa. Diez de los fallecidos correspondieron a esa nación, otros dos al archipiélago colombiano de San Andrés, uno a Panamá y otro a El Salvador.
Medios nicaragüenses dijeron que un deslizamiento de tierra había dejado al menos 15 fallecidos en el norte del país. Debido al número de personas que siguen desaparecidas, se teme que la cantidad total de víctimas siga incrementándose.
A su paso, Iota inundó viviendas y extensas regiones de cultivos, derribó árboles, dejó incomunicados decenas de poblados y provocó daños en carreteras.
De acuerdo con el boletín de las 10 a.m. ET de este miércoles del Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés), Iota se ubicaba 20 millas al oeste-noroeste de San Salvador, capital de El Salvador.
En ese momento, se había degradado hasta ser un sistema con vientos máximos sostenidos de 30 millas por hora, que avanzaba en dirección oeste a una velocidad de traslación de 12 mph, según una nota conjunta de Telemundo y AP.
Sin embargo, el NHC advirtió que el remanente seguiría arrojando lluvias sobre parte de la región el resto del miércoles. Los restos del fenómeno saldrían la tarde del miércoles a aguas del Pacífico, indican las proyecciones de los expertos.
La tormenta pasó a unas 40 millas al sur-suroeste de la capital de Honduras, Tegucigalpa, donde el caudal de los ríos aumentó y se esperaba que las lluvias se intensificaran. Las autoridades tenían problemas para evaluar los daños por la interrupción de las comunicaciones en algunas zonas.
Hace menos de un mes que la región sufría el impacto del huracán Eta, por lo cual Iota no dio siquiera tiempo a sobreponerse de los daños en las comunidades ocasionados por su predecesor. Eta había dejado un rastro letal de más de 130 fallecidos y causó deslaves e inundaciones repentinas en partes de Centroamérica y México. Asimismo, dejó a decenas de miles sin hogar en Honduras, que reportó 74 muertos y casi 57,000 personas en refugios, en su mayoría en el norte.
Ante Iota, decenas de miles de personas tuvieron que dejar sus casas en tierras bajas y próximas a ríos y al mar para refugiarse en albergues, al tiempo que otros permanecieron varados cerca de la frontera de Honduras con Nicaragua.
Particularmente los efectos se hicieron sentir en Nicaragua, donde el sistema llegó como un devastador huracán categoría 4 el lunes por la noche. Gran parte de la región afectada no tenía electricidad ni servicio de teléfono o internet, y los fuertes vientos obstaculizaron las transmisiones por radio, lo que ha dificultado la evaluación de los perjuicios.
Informes preliminares desde la costa daban cuenta de árboles y postes eléctricos derribados y de tejados de viviendas y negocios arrancados, explicó Guillermo González, director del Sistema de Atención de Desastres estatal.
La vicepresidenta y primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, confirmó que una niña de 8 años y su hermano de 11 se ahogaron en la comunidad de La Piñuela cuando intentaban cruzar el Río Solera, además de comunicar que había más reportes de gente desaparecida en esa zona.
Desde Panamá, se indicó que una persona murió y otra estaba desaparecida en la comunidad indígena autónoma de Ngabe Bugle, en el oeste del país, cerca de la frontera con Costa Rica.
En la pequeña isla colombiana de Providencia, a más de 155 millas de la costa nicaragüense, Eta causó importantes estragos antes de tocar suelo nicaragüense. Según el presidente de Colombia, Iván Duque, una persona murió y el 98% de las infraestructuras de la isla estaban “afectadas”.
Iota es el huracán de categoría 5 más tardío, superando el récord del huracán de Cuba del 8 de noviembre de 1932, señaló Phil Klotzbach, investigador de huracanes de la Universidad Estatal de Colorado. Tal como se había previsto, la de 2020 ha sido una de las temporadas más activas en cuanto a la formación de tormentas y huracanes. La temporada de huracanes se extiende oficialmente hasta el 30 de noviembre.
El NHC advirtió que los remanentes de la tormenta podrían desencadenar inundaciones repentinas potencialmente mortales y deslizamientos de tierra en Centroamérica y el sur de México hasta el jueves.
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