Aun el país no ha entrado en la Tarea Ordenamiento -plan de ajuste económico- que incluye una considerable alza de los precios oficiales y una quintuplicación de la masa salarial y de la Seguridad Social, pero ya los precios están subiendo aceleradamente.
Esto es muy normal, la economía más que matemáticas es sicología, las personas se mueven por intereses, por motivaciones; a esto los economistas no marxistas le llaman Expectativas Adaptativas refiriéndose a que los individuos basan su previsión de lo que sucederá en el futuro, teniendo en cuenta lo que ha ocurrido en el pasado.
Cuando por orden de Díaz-Canel se anunció la subida de precios, debió tenerse en cuenta los efectos del anuncio mismo en las expectativas de la población, debió saberse que los cambios no esperarían a que el Gobierno actuara, sino que las personas racionales se preparan, prevén y tratan de llegar a la nueva situación del mejor modo posible, lo que implica modificaciones en las costumbres de consumo y oferta, lo que sin dudas se refleja en los precios.
Quizás sea comprensible que un Gobierno que se cree capaz de organizar todo desde arriba se sorprenda cuando las cosas no suceden como ellos esperan, pero lejos de las pretensiones de Díaz-Canel de que la gente “piense como país”, estos seguirán pensando como lo que son, individuos, personas con familias por las que se preocupan más allá de abstracciones cantinfleras y propagandísticas que chocan con la realidad del plato vacío.
El NTV del pasado 26 de noviembre mostró imágenes del presidente designado, notablemente enfadado -con ese enfado del niño al que no le están saliendo bien las cosas y no se explica por qué-, preguntándose con el tono vulgar que le caracteriza: “¿bajo qué concepto un cuentapropia o incluso una entidad estatal se aparece ahora con que está subiendo los precios?”
Si el presidente designado no sabe la respuesta no debería ser presidente (ni designado), por no entender los principios básicos de la economía; y si sí conoce la respuesta a su pregunta, pues tampoco debería ser presidente (ni designado) por manipular la realidad y pretender doblegar las básicas leyes de la economía con infantiles pretensiones.
En cualquier caso, la respuesta a la susodicha pregunta es simple: primero, la gente sube los precios porque puede, y puede, porque sus productos son cada vez más escasos y por lo tanto más valorados por los consumidores; segundo porque debe, porque debe prepararse para esa subida de precios que el Gobierno ha anunciado pero que no se sabe ni cuándo ni cómo van a hacer y por lo tanto crea incertidumbre e inseguridad.
¿Y de quién es la culpa de que los productos sean cada vez más escasos y de que vivamos un momento de tanta incertidumbre económica? Algo está claro, no es del cuentapropista que trata de sacar el máximo beneficio de su negocio como hace cualquier ser humano.
Lejos de abandonar la demagogia, Canel continuó: “Aquí no le hemos subido impuesto a nadie, seguimos ofreciendo Salud y Educación gratuitas para todos y hemos tenido un gasto social tremendo para proteger a la población en medio de la COVID-19” dijo; “no se pueden permitir precios abusivos y especulativos”, añadió.
Habría que aclararle al compañero Canel que salud y educación no son gratuitas, la pagan todos los trabajadores cubanos, los de dentro y los de fuera con remesas, también el gasto de la COVID-19 lo ha pagado íntegramente el pueblo, no la familia Castro ni GAESA; aclarado esto que es tan obvio que asombra ver que “el presidente” sigue sin entenderlo, lo verdaderamente preocupante es lo de “no se puede permitir”, lo cual remite a lo de siempre: más represión, prohibiciones, control, multas, chivatazos.
¿Cuándo entenderá Díaz-Canel que mantener el control de precios mediante leyes políticas y no económicas desincentiva la producción y es precisamente lo que nos ha llevado a estos niveles de pobreza?
Díaz-Canel da muestras constantes de ni entender ni querer entender que la economía tiene leyes tan rígidas como la Ley de la Gravedad, que por mucho que sean inconvenientes para sus intereses personales, son indoblegables, así que cuando ellos planifican y dirigen sin tenerlas en cuenta, es el pueblo quien sufre las consecuencias, no la familia Castro ni GAESA.
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