La cubana de 35 años Mercedes Olivera Nuñez (Mercy), quien padece una enfermedad degenerativa que la mantiene conectada a una máquina de oxígeno, se ha declarado en huelga de hambre para denunciar la injusticia de las autoridades cubanas que no le expiden sus documentos para poder viajar y recibir tratamiento médico.
“Sé que mi vida no vale nada para ellos. Que el mundo sepa que me están dejando morir”, expresó Mercy en una conexión directa desde su cuenta de Facebook, en la que denunció que las autoridades competentes no le expiden su pasaporte ni la autorizan a viajar para poder ser atendida por los médicos fuera de Cuba.
“Dejen el abuso y la represión. Ustedes me están condenando a muerte. Denme el pasaporte y el permiso de salida”, exigió esta joven cubana que en anteriores ocasiones ha compartido videos denunciando su situación de salud y la precariedad material en la que vive junto a sus familiares.
Residente en Baracoa (Bauta), en la provincia de Artemisa, Mercy ha solicitado de la cooperación de los usuarios de la red social en busca de medicinas para la atrofia muscular espinal que padece, debido a la escasez de medicamentos en las farmacias del país. Asimismo, denunció las precarias condiciones de su vivienda, en la cual entraba el agua por no tener puerta, lo cual afectaba aún más a su salud.
A mediados de enero, Mercy se dirigió a los usuarios de la red social para que le ayudasen a encontrar Ambroxol, un medicamento que necesitaba para tratar sus problemas respiratorios. Anteriormente, había criticado la presunta negligencia médica por la que murió su abuelo debido a una obstrucción intestinal.
En varias ocasiones ha denunciado desidia, acoso y abuso psicológico por parte de los médicos que la atienden. Debido a ello y a su constante activismo a través de las redes, Mercy cree que las autoridades se niegan a entregarle los documentos necesarios para viajar y tratar su enfermedad en otro país, alegando antecedentes judiciales, motivo por el cual la joven inició una huelga de hambre.
“Tengo mucha debilidad, fatiga, escalofríos. Me duele el pulmón derecho por la fibrosis pulmonar que tengo”, explicó la muchacha enferma. “Solamente estoy pidiendo la posibilidad de ir a tratarme, porque mi enfermedad no se detiene. Ustedes lo saben y no hacen nada”, denunció Mercy.
También su abuela, de 82 años y con dos infartos en su historial médico, aprovechó para lanzar un mensaje a favor de su nieta. “Acaben de dar el pasaporte a Mercedes para tratar su enfermedad, no para ir a Disneylandia”, pidió en la directa.
“Esta situación me tiene estresada. Soy víctima también de esta represión. Hay que pedir a la opinión pública, a los que tienen conciencia… Están acabando con la vida de dos mujeres. Solo me tiene a mí. Ella ve cómo se le acaba la vida, las ilusiones… ¿De qué vale condenar a muerte a una persona que muere?”, se preguntó desesperada la anciana.
“¿Para qué mientan a Martí? El crimen no puede ser tan grande y no puede quedar impune. La decepción me come. No dejen morir a Mercedes”, pidió angustiada la abuela. “Acaben de darle su pasaporte para, aunque sea, pueda ir a morirse con dignidad a otra parte. O a otra cloaca, da igual, pero no a una tan llena de indignidad e injusticia”.
“Compartan la directa y que sea lo que Dios quiera”, terminó diciendo Mercy, mientras sigue esperando respuesta por parte de las autoridades y su tiempo se le agota.
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