Antonio Muñoz: “Cheo demostró ser más patriota que los que se equivocaron con él”

Contada por su amigo Antonio Muñoz, la noticia de que el recién fallecido Pedro José Rodríguez pidió ser enterrado con el traje del equipo Cuba cobra doble impacto.

“Te voy a decir lo que siento que él le demostró a nuestro pueblo”, relata el Gigante del Escambray con la voz medio quebrada. “Al morir Cheo, me pidieron que fuera a su casa con uno de sus hijos, y resulta que lo que fuimos a buscar era un traje del equipo Cuba que él tenía guardado para el día que muriera. Quería que lo enterraran con esa ropa, y con eso demostró ser más patriota que los que se equivocaron con él y lo sancionaron”.

Muñoz, quien formó junto a Cheíto una de las duplas más temibles de la historia de las Series Nacionales, afirma que el uniforme tenía camisa blanca con franja roja, además de letras y pantalón de este último color.

Pedro José Rodríguez, que venía atravesando por una delicada situación renal, adornó su paso por la pelota doméstica con montones de anécdotas referidas a su poder descomunal. De no haber sido por una absurda separación del béisbol por haber aceptado 92 escasos dólares, muchos aseguran que habría sido el primer cubano en llegar a 500 cuadrangulares.

“Aquí ha habido muchos jonroneros como Kindelán, Marquetti, Muñoz, Casanova... Pero los hombres que yo he visto con más fuerza en esta pelota han sido Romelio Martínez, Lázaro Junco y Pedro José Rodríguez. Eran los que más lejos llevaban la pelota y con mayor facilidad”, asegura Muñoz.

El legendario inicialista define a su amigo fallecido como “un gran ser humano, compañero y atleta que fue muy reservado para sus asuntos personales, porque no sabía ser tan comunicativo como otros. Nosotros estuvimos juntos desde 1974. Había dos equipos en ese momento entrenando en La Habana, el de mayores, en el que estaba yo, y el menores de 23, donde estaba Cheíto. Pero a él y a Anglada, por la calidad que tenían, los pasaron al primer equipo y fuimos juntos a Japón”.

Es entonces que, del otro lado del teléfono, la voz de Muñoz vuelve a flaquear: “A partir de ese momento ya no nos separamos hasta ayer, que estuve con él cuando murió”.