A pesar de que La Habana exhibe las cifras más preocupantes del coronavirus en el país y de las restricciones severas que han aplicado las autoridades en tal sentido, varios jóvenes cubanos fueron obligados por el Gobierno a cumplir el Servicio Militar.
De ese modo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) cumplieron este domingo con el “llamado” de febrero que, además, es el peor mes de la pandemia desde el inicio de la crisis sanitaria en marzo de 2020. La segunda convocatoria al Servicio Militar Obligatorio se efectúa en agosto.
En las condiciones actuales, a los reclutados se les realiza un PCR al hacer su entrada a la unidad, después de concentrarse en el Centro de preparación básica para los nuevos soldados, de la Región Militar La Habana, indica un reporte de la prensa oficialista local.
La convocatoria de ese mes es para los Diferidos, quienes deben cumplir un año reclutados: Jóvenes que tienen entre 18 y 20 años de edad, vencieron el bachillerato y cuentan con carreras universitarias otorgadas y aspiraciones de continuar estudios en el nivel superior.
A partir del lunes, los reclutas comienzan con la preparación y entrenamientos intensos, incorporando al régimen militar una serie de medidas también rigurosas para evitar la COVID-19.
Solo entran a la unidad tras desinfectar el calzado y las manos, luego se les aplica un PCR cuyos resultados supuestamente están en 24 horas. Entretanto, los jóvenes son organizados en pequeños grupos, que no superan los diez, porque “buscamos reducir al mínimo el número de posibles contactos, en caso de que apareciera algún positivo”, explicó a Tribuna de La Habana la licenciada Mariela García Zayas, una enfermera con 33 años de experiencia, de los cuales 20 han transcurrido en las FAR.
Los jóvenes no intercambiarán en buen tiempo con sus familias, ya que, al ingresar en las unidades militares, se les suspenden los pases y las visitas, ni siquiera cuando concluya el concentrado.
“Serán días y días de pasos podálicos a la entrada de cada local, distanciamiento físico y asepsia las 24 horas, durante las cuales el nasobuco podrá quitarse solo para sustituirle por otro limpio o a la hora del baño, para comer o dormir, entonces también guardando la debida separación”, detalla el referido medio.
La concentración tuvo lugar este domingo, cuando el país reportó su segunda cifra más alta de contagios diarios desde el comienzo de la crisis sanitaria, con 1 039 nuevos casos confirmados en las últimas 24 horas, de los cuales la mayor parte (579) correspondieron a La Habana.
La compleja situación epidemiológica que vive la provincia, obligó al gobierno a retomar incluso, a inicios de febrero, la medida restrictiva del toque de queda, en el horario de 9:00 p.m. a 5:00 a.m. Sin embargo, la movilización del Servicio Militar, una actividad que supone además un considerable gasto de recursos económicos en medio de la actual crisis, no se ha detenido por ninguno de los motivos.
Casi a mediados de febrero, una madre cubana envió una misiva a CiberCuba pidiéndole al Gobierno que parara el reclutamiento de jóvenes. El doctor Manuel Durán García, director de Epidemiología del MINSAP, ha insistido durante sus conferencias de prensa en las altas cifras de contagios registradas entre menores de 20 años en los últimos meses.
La mujer reveló en la misiva que su hijo dio positivo al coronavirus mientras cumplía el Servicio Militar en la unidad Cabaña 2, de La Habana. “(…) Tuvo suerte porque le dio asintomático, pero él es asmático crónico, así que si le volviera a repetir, no creo que corra con la misma suerte”, dijo evidenciando su preocupación.
“A ver si de una vez toman conciencia y paran el servicio militar hasta que esta horrible crisis del coronavirus termine, o por lo menos a los muchachos que han superado el COVID-19 los manden aunque sea un mes para sus casas, para que terminen de recuperarse junto a sus familias”, dijo.
Días antes, el Gobierno anunciaba su voluntad de mantener el reclutamiento a pesar de la crisis sanitaria. El Servicio Militar representa igualmente un modo en que las FAR integra jóvenes a sus filas para cumplir incluso funciones laborales por un pago irrisorio de hasta 35 pesos cubanos mensuales.
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