Omar Torres, ex oficial de la Marina y opositor al gobierno cubano, relató a través de una directa las amenazas sufridas en su último interrogatorio. El joven ha sido detenido en dos ocasiones este fin de semana tras colgar un cartel con la frase Patria y Vida en la fachada de su casa.
En su último interrogatorio, este domingo, las autoridades lanzaron amenazas en contra de su familia y lo instaron a que abandonaran el país.
Según cuenta Torres, la Seguridad del Estado en Cuba se encubre tras el rostro de la Policía Nacional Revolucionaria, que es la encargada de proceder con los arrestos y detenciones. Aunque quienes lo trasladaron hasta una unidad de la PNR fueron uniformados, los encargados de interrogarlo fueron funcionarios de la Dirección de Inteligencia (DTI), vestidos de civil.
“Cuando llegas a la oficina hay un grupo de personas de civil, agentes de la Seguridad del Estado, del DTI. Actualmente mi barrio está sitiado, hay una guagua con Boinas Negras. Pareciera que al que van a arrestar, lejos de ser un opositor es un delincuente, terrorista”, explica Torres.
Según relata en su transmisión directa el ex oficial de la Marina, la amenaza esta vez fue patente:
“Me mostraron fotos de mi esposa pintando uñas a dos amigas, en su mesa, puesto que hace dos meses ella entregó la patente y no se está dedicando a la actividad tras el tema del Covid. En ocasión ha hecho arreglos de uñas pequeños a amigas cercanas. Tenían preparado en la unidad de policía un registro, para aplicar un decomiso por actividad económica ilícita con orden de arresto incluida”, narra Torres.
El mecanismo de coacción más recurrente en los interrogatorios a opositores por parte de las autoridades es la amenaza de vulnerar a personas cercanas: familiares, amigos, colegas de trabajo, etc.
El mercado informal es la fuente de la cual las autoridades se valen para ejercer presión. La posibilidad de que los cubanos cometan delitos asociados a la actividad económica ilícita, la receptación de productos alimenticios extraídos ilegalmente de empresas u hoteles, o la compra-venta de bienes y servicios no autorizada, son los señuelos que usa la policía política para abrir causas a disidentes, fabricarles delitos, controlar de manera general el discurso contestatario y la rebeldía.
“Lo que más le molesta es que esté escrita la frase Patria y Vida en la fachada de la casa. Me dijeron que estaba llevando propaganda contrarrevolucionaria al pueblo de Cuba, en especial al pueblo de Pina (Ciego de Ávila)”, continúa Torres.
“Su intención es que yo abandone el país, quieren que deje de hacer lo que hago: activismo político. Jamás he convocado a la violencia. Me dijeron que estaban en total disposición de ayudarme a salir del país, fuerte y claro, con mi familia, pero esta es mi patria, es mi país y esta es mi Cuba”, comenta Torres sobre el poder desproporcionado de las autoridades, capaces de echar o detener dentro de la isla a ciudadanos cubanos según convenga.
“Lo que estamos haciendo no es más que reclamar nuestros derechos, que están siendo pisoteados”, concluye el opositor y agradece la preocupación de todos.
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