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Al humorista cubano Limay Blanco no hay nada ni nadie que lo detengan. El artista ha hecho caso omiso a quienes le critican constantemente a través de las redes sociales por su labor y continúa haciendo el bien y ayudando a los más desfavorecidos de la isla, sobre todo a niños enfermos que no han podido seguir con sus tratamientos debido a la escasez de medicamentos que se vive en Cuba.
Uno de las últimas obras solidarias que ha hecho Muñi Muñi, como también se le conoce a Limay Blanco, ha sido servir de mediador y mensajero para repartir medicamentos por varias ciudades y municipios de Cuba.
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A bordo de su auto Audi y en compañía de su esposa Glenda Medina, el popular comediante visitó varias familias de La Habana y otras provincias como Matanzas, para llevar y recoger medicinas.
Así quedó evidenciado en un vídeo que compartió Limay Blanco en su perfil de Facebook bajo el título: "La mejor forma de decir es hacer".
El material primeramente comienza con el mensaje de una usuaria que arremete contra el comediante porque no le ha ayudado a conseguir el medicamento que necesita para su hijo y le tacha de negociante y mentiroso. De ahí que el artista ha querido responderle de la mejor forma: tomando acción y publicando sus actos benéficos.
Una de las primeras paradas que realizaron el humorista y su esposa fue en Calabazar, donde visitaron a una señora que tiene a su niña de tres años en cama sin poder caminar y necesita con urgencia una silla de ruedas.
La mujer, agradecida por el detalle de Limay Blanco, le ofreció de forma voluntaria varias medicinas para una joven que las necesita. El comediante, por su parte, le aseguró que haría todo lo posible por conseguirle la silla de ruedas para su pequeña.
Desde Calabazar la pareja puso rumbo hacia El Cotorro, donde entregó dichos medicamentos a la madre de la joven necesitada. Incluso, Glenda Medina también sacó a relucir su lado más bondadoso y sin pensarlo dos veces regaló a la adolescente sus zapatos, pues quedó prendida de ellos desde el primer momento.
Después Limay Blanco y Glenda Medina dejaron la capital para dirigirse a Varadero, Matanzas. Allí visitaron a otra familia que les donó varias medicinas y que posteriormente fueron repartidas por el matrimonio a otra familia con un niño que fueron a ver de camino de vuelta a La Habana.
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