El actor cubano Conrado Cogle (La Habana, 21 de enero de 1971), conocido por su mítico personaje humorístico Boncó Quiñongo, ha concedido una entrevista a CiberCuba para hablar de su interpretación de Alfredo, en la película Plantados, de Lilo Vilaplana. El cambio de registro ha sorprendido a quienes sólo conocían de él su faceta de comediante.
A sus 50 años recién cumplidos, Boncó ha conseguido el éxito y lo sabe. "Yo me siento un triunfador porque he trabajado para eso", dice a este diario, no sin advertir de que en ningún caso éste es el fin del trayecto.
"A mí no hay quién me pare. Voy a llegar a Hollywood", añade, adelantando un proyecto que tiene entre manos, además de sus contratos publicitarios, su programa de radio en Miami o su joyería Five Star Jewelers, de la Florida y su familia. De ahí sale su latiguillo: "Emprendao".
Cuenta Boncó que él nació en un solar de Santos Suárez y que de niño no tenía cuarto propio y dormía en el sofá de su casa, que no era un sofá cama. Por eso, de pequeño, soñaba con tener un escaparate propio, incluso una gaveta para él solo.
Tras su entrada en el programa cubano Sabadazo, que conducía Carlos Otero, Boncó tuvo su apartamento, llenó escenarios y pronto se dio cuenta de que había tocado techo en Cuba.
Nadie le regaló nada. Él asegura que le costó mucho entrar en Sabadazo porque Carlos Otero llamó primero a Gustavito, a Antolín... "a los blanquitos". Pero en cuanto tuvo una oportunidad entró con ese personaje que ya él no interpreta: el de un hombre negro de baja formación educativa, que llamaba al orden con su célebre L-L-A (ya) que en una ocasión se lo escuchó, incluso, a un policía en una cola de la 400 para ir a la playa, en La Habana. Para imponer el orden, el agente dijo: "L-L-A".
"Yo ya no interpreto a negros delincuentes", aclara para resumir la evolución de su carrera, que ya por entonces era exitosa, pero no podía seguir creciendo.
"Si me quedaba en Cuba lo único que iba a ver en ese país era la decadencia de mis esfuerzos", confiesa a CiberCuba. Fue entonces cuando emigró a España, donde vivió seis años, antes de instalarse definitivamente en Miami.
De esa etapa recuerda que las autoridades cubanas no lo dejaron regresar a la Isla en ocho años por lo que se perdió la infancia de sus hijas. Incluso, le prohibieron la entrada al principio de los años de intercambio cultural de la era Obama.
Finalmente pudo viajar a Cuba con la condición de que no se podía dar un baño de masas. Aceptó. Fue a ver su familia. Su padre, a quien admira y menciona varias veces durante la entrevista, por entonces ya tenía problemas de salud.
Su visión de lo que estaba pasando en Cuba cambió tras llegar a Miami. En ese momento tuvo la oportunidad de que lo guiaran para conocer la otra cara de la historia cubana: la verdad de los plantados, del exilio, de Alpha 66... Poco a poco fue abriendo los ojos.
Es así como llega Boncó a la interpretación de Alfredo, un personaje que tiene mucho del prisionero plantado Eusebio Peñalver Mazorra, que había sido capitán del Ejército Rebelde y que terminó alzándose en el Escambray; condenado y machacado en prisión por estar contra el castrismo como el resto de plantados, pero también por ser negro.
Sobre su personaje, Conrado Cogle cuenta que preparó su papel escuchando los testimonios de muchos plantados. De esa experiencia recuerda el nudo en la garganta y los deseos de llorar al escuchar los relatos de la crueldad vivida.
Él se mete en la piel de los plantados y piensa que lo mejor de su carrera lo ha desarrollado entre los 20 y los 40 años, la etapa que esos hombres pasaron tapiados en cárceles cubanas y sometidos a trabajos forzados, incluso metidos dentro de lagunas de desagüe de excrementos.
Por eso está convencido de que a él le ha tocado el privilegio de interpretar a un héroe de Cuba. "Ese negro (Eusebio Peñalver Mazorra) es un Maceo; uno de los grandes", señaló.
Tan satisfecho ha quedado con su trabajo que asegura que está dispuesto a repetir en la experiencia de interpretar a otro personaje dramático.
A estas alturas de su carrera, tras conseguir el premio Gaviota de Plata y Oro, en el Festival Viña del Mar en 2019, Boncó Quiñongo confiesa que la receta del éxito se la dio su padre: no ponerse límites y esforzarse el doble que los demás porque en Cuba no es fácil triunfar siendo negro.
"El que se esfuerza el doble, está preparado el doble", admite.
Ahora por delante está ver si cuaja el proyecto de Hollywood y soñar con una futura actuación en la Plaza Cívica de La Habana, durante un macro concierto. Él sueña con salir al escenario y actuar en una Cuba libre.
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