Regis Iglesias expreso político de la Primavera Negra: "Tuve que darle mi libertad a Cuba"

Regis Iglesias fue apresado en la primavera de 2003 por ser uno de los gestores del referendo sobre el Proyecto Varela. Pasó 7 años en prisión antes de ser desterrado a España.

Regis Iglesias © Facebook / Regis Iglesias
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Este artículo es de hace 3 años

El poeta, escritor y expreso político cubano Regis Iglesias le dio su libertad a Cuba durante los siete años que pasó en las cárceles de la isla luego de la llamada Primavera Negra.

Así concibe Iglesias esos años (2003-2010) en que tras ser apresado en la Avenida Primeyes y Vía Blanca el 20 de marzo de 2003 —por ser uno de los gestores del referendo sobre el Proyecto Varela— comenzó un largo recorrido por las prisiones cubanas donde vivió los horrores de la cárcel hasta que fue desterrado a España junto con su familia.


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A 18 años de la Primavera Negra, como se le conoce a los arrestos de 75 detractores del gobierno de Fidel Castro ocurridos durante la primavera de 2003, el escritor relató a CiberCuba algunos sucesos de su vida como activista y miembro del opositor Movimiento Cristiano de Liberación.

Cuenta que la mayoría de las detenciones tuvieron lugar los días 18 y 19 de marzo de 2003, pero a él lo detuvieron el 20 de marzo. “Estaban tomando represalias contra un grupo de periodistas independientes que se reunirían en casa de James Cason, jefe de la oficina de intereses de Estados Unidos en La Habana", explicó.

“Ese primer día no supe que estaban deteniendo a nadie”, pero intuí que si me iban a apresar no importaba donde estuviese ellos iban a dar conmigo. El día del arresto tomé un taxi junto a otro activista, y él notó que el único coche que circulaba por la avenida Primeyes era el nuestro. Cuando llegamos a la intercepción con Vía Blanca el chofer nos dice que iba a cortar por la Peugeot que estaba en la esquina y cuando miramos para atrás lo único que vimos fueron los carros de la Seguridad del Estado. Allí nos cortaron el paso y yo logré hacer una llamada y tirar el teléfono debajo del coche para que la persona al otro lado de la línea supiera que nos estaban apresando”, contó a nuestra publicación.

“Nos llevaron a la estación de Acosta y luego nos trasladaron a Villa Marista”, donde trasladan a los presos políticos. Fue el inicio de un largo viaje por las prisiones cubanas.

“En un juicio sumario fuimos acusados de ser agentes de EE.UU., del enemigo. En mi caso recibí una condena de 18 años por el delito de “acto contra la integridad territorial y la soberanía nacional”, una figura que aparece en el código penal cubano desde la época de la colonia”, subrayó.

Cuenta que estuvo en la prisión de Kilo 8, Camagüey; en el penal de Santa Clara; en la cárcel de Ariza, Cienfuegos; y en otras más hasta llegar al Combinado del Este, en La Habana.

En 2010 recibió una llamada del Cardenal Ortega, quien le preguntó si estaba dispuesto a salir hacia el exilio, y le dijo que si aceptaba podría irse con toda la familia. Esta posibilidad se abría a los presos de la Primavera Negra luego de las negociaciones entre la Iglesia Católica, la Cancillería española y el régimen cubano.

“La promesa de liberación ya no se cumpliría, por lo que me negué a exiliarme. A la semana mis hijas me rogaron por teléfono que aceptara”, relató Iglesias.

“Supe que estaba siendo desterrado, dijeron que los familiares sí podrían regresar pero que los presos no”, recordó.

Relató que su peor noche en la prisión fue cuando murió su abuela. “En la prisión te dan el derecho de llevarte a la funeraria o al cementerio cuando fallece un familiar, me llevaron por petición de mis padres a mi casa una hora porque mi abuela tenia un cáncer y cuando falleció mi abuelo me llevaron al velorio, todas las veces vestido de civil. Pero cuando muere mi abuela me quisieron obligar a ponerme el uniforme de preso común, entonces me negué y no pude despedirme de ella. Fue doloroso, pero tengo la conciencia tranquila porque ella hubiese entendido mis razones”, apuntó.

“La cárcel fue difícil. Todo lo malo que vas a ver allí lo habrás experimentado en el primer mes. Esos 7 años, no son para mí algo especial, simplemente una etapa en que tuve que entregarle a Cuba mi libertad. Fue muy útil porque nuestro encarcelamiento llamó la atención de la comunidad internacional”, dijo.

Ya en el exilio, Iglesias se ha desempeñado como vocero del Consejo Coordinador del Movimiento Cristiano Liberación.

Afirma que el exilio tiene un rol, pero el papel importante lo tienen quienes están dentro de Cuba.

“Los que estamos en el exilio tenemos un rol importantísimo. Pero eso no quiere decir que desenfoquemos. El rol fundamental lo tienen quienes están dentro de Cuba. Tenemos que ser su soporte aquí”, comentó.

Destacó, asimismo, la importancia de la unidad y la coherencia. “No se puede pactar con traidores, sino unirse a los que tienen tus mismos ideales y los mismos valores”, señaló en entrevista con nuestro medio.

Además, afirmó que la oposición “tiene que llegar a cada municipio del país, a todo el país, solo así se puede desafiar al régimen”.

“No vale tener un movimiento de 2000 personas en La Habana”, por ello, Iglesias no ve aún un momento de cambio para Cuba.

“Llegará el momento en que el pueblo va a reclamar su derecho, pero no pasará porque los convoquemos por las redes. Los opositores dentro de Cuba están organizando al pueblo y solo así va a venir el cambio, cuando los cubanos se unan. No los vamos a convencer en Facebook”, aclaró.

Sobre la película Plantados, que por estos días ha conmocionado a miles de cubanos dentro y fuera de la isla, Iglesias consideró que un material así “era necesario”.

“Han pasado 60 años sin que viéramos lo que pasaba, el dramatizar todas esas historias es importante. Todas las historias son reales. Es una historia de ficción pero recoge lo que fueron esos años de presidio, lo que continúa siendo la prisión cubana”, afirmó emocionado.

Por último, llamó a incrementar la lucha por la liberación de todos los presos políticos en Cuba, donde según datos no oficiales hay más de un centenar.

“La atención tiene que ser en primer lugar en los que están presos, no nos podemos distraer, cada minuto que un cubano esté preso por sus ideales pesa sobre las conciencias de todos nosotros”, concluyó.

Regis Iglesias comprobó la crueldad de su destierro el pasado año, cuando intentó viajar a La Habana desde Miami.

El opositor se presentó en enero de 2020 en el aeropuerto de esa ciudad estadounidense con su pasaporte vigente y un boleto que había reservado a su nombre en American Airlines para volar a su país, cuando funcionarios de la aerolínea le comunicaron que el régimen cubano había explicado a la compañía aérea que Iglesia tenía "una prohibición de entrada a Cuba y que por tanto, no podía abordar su vuelo".

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