Cuba vivió un clima creciente de protestas populares contra el gobierno, durante el mes de abril, cuando un mayor número de ciudadanos se negaron a cooperar con la represión, aseguró este martes el académico Juan Antonio Blanco Gil, durante la presentación del informe mensual del Observatorio Cubano de Conflictos (OCC), con sede en Estados Unidos.
Una tendencia en aumento es la de trabajadores y vecinos que se niegan a colaborar con la represión,algunos jueces rechazan condenar por “desacato” o admiten hábeas corpus para opositores, y profesores que rehúsan participar en actos de repudio; hechos que reflejan una quiebra del control ideológico y de ciertos componentes del aparato represivo estatal, subrayó el OCC.
La situación de Cuba es mucho más grave e incierta que la del llamado “período especial” de los años 90; esta vez no es solo una crisis económica, sino también ideológica y política y -en este nuevo contexto- cualquier incidente menor puede llegar a generar una cadena incontrolable de sucesos que conduzcan al colapso del régimen.
Cubanos protestaron públicamente contra el gobierno, en 203 ocasiones durante el mes de abril, según Blanco Gil, que cifró en seis protestas diarias el descontento popular y recordó que, desde noviembre, se han producido 915 manifestaciones antigubernamentales en la isla.
Pese a la ola de represión, la militarización del país, los toques de queda por la Covid-19, los arrestos domiciliarios de muchos activistas y las extremas medidas de seguridad por la celebración del congreso del partido comunista, continuaron creciendo las protestas públicas en Cuba, señaló el OCC, en su última evaluación mensual.
"El régimen cubano nunca ha tolerado la disidencia, pero es evidente que es incapaz de extinguirla porque la insumisión ciudadana crece", apuntó Blanco Gil, que apreció "un recrudecimiento del estado de sitio" contra opositores, incluidos golpizas, mítines de repudio, arrestos arbitrarios, prisión domiciliaria y amenazas de muerte.
El Observatorio Cubano de Conflictos denunció, además, cortes de las comunicaciones, destrucción de teléfonos celulares, asesinatos de reputación en medios de comunicación oficiales, vigilancia ilegal en la puerta de sus domicilios y amenazas contra los hijos de opositores y activistas.
Casi un 60% de las protestas;117 de 203, fueron en rechazo a la represión y abuso policial, demostrando que, lejos de neutralizar a descontentos, las protestas se multiplican, precisó el informe del OCC, que usa la herramienta "Conflictómetro" en sus evaluaciones del clima político y represivo en Cuba.
Cuba cerró abril con la multiplicación de manifestaciones, en su mayoría, en apoyo a la huelga de hambre y sed de Luis Manuel Otero Alcántara, siendo la más significativa la de la calle Obispo de La Habana.
El Observatorio Cubano de Conflictos considera a Otero Alcántara secuestrado por el gobierno, que lo mantiene incomunicado, sin facilitar una fe de vida del activista, ni testigos que lo hayan visto entrar al hospital "Calixto García", en La Habana.
Las evidencias que el gobierno cubano ha presentado; un vídeo atemporal y un certificado médico que no emplea lenguaje profesional ni lleva firma de ningún galeno, han disparado aún más las alarmas y denuncias, aseveró el OCC.
En paralelo a las algaradas políticas, las protestas por motivos económicos y sociales fueron 47, y estuvieron vinculadas a la imposición abusiva de multas, la falta de medicamentos y viviendas, el encarecimiento de la vida por la unificación monetaria y la expansión de la pandemia del Covid-19, detalló el informe.
La pandemia de coronavirus ha agravado la crisis socio-económica de Cuba, cuyo gobierno se ha negado a adquirir vacunas a precios asequibles mediante el mecanismo COVAX de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y su empecinamiento en desarrollar vacunas autóctonas, dilatando el comienzo de un plan de inmunización en la isla.
Activistas y personal de salud han distribuido volantes en farmacias y hospitales con la leyenda “¿Dónde está mi vacuna?”, en clara referencia a la propaganda gubernamental.
El congreso del gobernante partido comunista reflejó su "desconexión y la de sus dirigentes con la hambruna creciente, el colapso de los sistemas de salud y educación y la quiebra de la infraestructura"; temas trascendentales para los cubanos, pero que el evento obvió en favor de "manidas condenas al imperialismo y llamados a la guerra ideológica", concluyó el OCC.
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