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El gobierno presidido por Miguel Díaz-Canel tiene un plan: resistir, sobrevivir y avanzar, según explicó durante la última reunión del Consejo de Ministros, celebrada este martes.
A pesar de la pésima situación económica que atraviesa la isla y el creciente descontento que manifiesta su población -o quizás por ello-, Díaz-Canel anunció que su programa de gobierno no consiste en “sobrevivir nada más, ni resistir”. El recientemente nombrado primer Secretario del Partido Comunista fue más allá: “aquí el tema es resistir, sobrevivir y avanzar”.
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Tomando esa triada por guía, queda claro que los herederos de sesenta años de totalitarismo no están dispuestos a renunciar a su mentalidad de trinchera ni a la gran baza del “enemigo externo”. De ahí que la “continuidad” asuma que gobernar en Cuba significa ante todo “resistir y sobrevivir”, es decir, mantener el modelo socioeconómico que permite concentrar todo el poder subordinado a una ideología y al único partido que la profesa.
Después de más de medio siglo gobernando con la misma fórmula, adaptada ahora a un contexto internacional sin aliados capaces de subsidiar un modelo rígido e ineficiente -que solo sirve a los intereses de una casta de militares y cuadros en el poder-, las élites del régimen implementaron unas reformas y un ordenamiento monetario, con el propósito de “avanzar” hacia un “socialismo próspero y sostenible”.
Las metas para ese gran salto adelante son “producir más en el campo” (porque “se puede”), reforzar las “alianzas entre el sector estatal y el no estatal”, “impulsar definitivamente la gestión de los municipios” o “intensificar el empleo de la ciencia y la innovación para solucionar las problemáticas que tenemos”.
Según Granma, el gobernante indicó que hay que “eliminar trabas; aprovechar mejor las fuentes renovables de energía; hacer un uso sostenible y con calidad de las potencialidades turísticas, y resolver los problemas del comercio electrónico”. Por si existían confusiones al respecto, aclaró que “la producción nacional tiene que estar orientada a satisfacer la demanda del mercado interno y a elevar la calidad de todos los servicios que se prestan a la población”.
Haciendo gala de la sabiduría propia de un doctor en ciencias, Diáz-Canel resaltó “como conceptos básicos que debemos entronizar definitivamente en el país”, el ahorro y la práctica de una economía circular. “Miles de cosas pueden hacerse bajo esos principios de trabajo y aprovechar mejor los recursos de que disponemos”, añadió.
Por su parte, el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, no quiso quedarse atrás en esa tradición de entusiasmo y abstracción que caracteriza a todo buen cuadro de la llamada revolución. “Por duras que sean las condiciones, el propósito es cumplir con el Plan de la Economía; lo podemos hacer, y estamos demostrando que es posible”, aseguró.
Por ejemplo, se ha cumplido los planes de exportación de tabaco, níquel, langosta y miel; pero se han incumplido los de ron, camarón de cultivo y azúcar crudo. Hay asuntos que “tienen que ir cogiendo fuerza”, como la exportación e importación de bienes recientemente permitidas a las formas de gestión no estatal. “Ahora tenemos la responsabilidad de generar empleos de calidad para que las personas puedan ocuparse en la economía, vivir del trabajo y tener una retribución digna”, dijo Gil Fernández.
Entre los aspectos más complejos del primer trimestre, el ministro señaló el déficit de combustible y el insuficiente nivel de ofertas a la población, sobre todo de alimentos. “La escasez que estamos enfrentando en la economía no es posible superarla de un día para otro, sobre todo, porque no hemos podido recuperar el turismo, además de los efectos acrecentados del bloqueo económico, comercial y financiero…”.
Aprovechar inmuebles que se han empleado en funciones administrativas, estatales o empresariales para solucionar el déficit habitacional fue otra de las propuestas para “avanzar” o “sobrevivir” (es difícil desentrañar planes de tal complejidad). Lo propuso el ministro de la Construcción, René Mesa Villafaña, en lo que parece un acuse de recibo del reclamo de tantos cubanos sin hogar digno, que ocupan locales estatales sin uso, o critican esta situación.
Otorgar y controlar el uso de las tierras en usufructo fue otro de los temas destacados. La Fiscal General, Yamila Peña Ojeda, enumeró una serie de problemas que han retrasado esta política, como el incumplimiento de los términos de tramitación de los expedientes de solicitud, la no afiliación a la Seguridad Social o la explotación deficiente de las tierras. En ese sentido, es evidente que “hay que cambiar la manera de hacer las inspecciones y los controles estatales” reconoció Ydael Pérez Brito, nuevo ministro de la Agricultura.
Considerado como un asunto estratégico para el país, el desarrollo hidráulico en Pinar del Río fue analizado en la reunión, con el fin de solucionar los problemas de abasto de agua y saneamiento a la ciudad de Pinar del Río. Sin dudas, una buena noticia para los pinareños, pero planificada para realizarse en 10 años.
“Sobrevivir, resistir y también avanzar” es el programa de un gobierno que, “en medio de las actuales complejidades que vive el país no renuncia a la meta de crecimiento prevista en el Plan de la Economía”.
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