El psiquiatra cubano, Sergio Andrés Pérez Barrero, aprovechó el Día de Las Madres para pedir a las que forman parte de las altas esferas del gobierno que contribuyan al fin de la prohibición de entrada al país a muchos ciudadanos de la isla, en tanto atenta contra la unidad de la familia cubana.
Pérez, destacada figura en el estudio de la prevención del suicidio, dijo que este domingo era un día triste para personas como él, cuya madre falleció, pero lo era también para aquellas madres que “el gobierno que ustedes representan, les impide entrar al país por medidas que atentan contra la unidad de la familia cubana y que entristecen a la familia cubana. Para esas madres que tienen sus hijos en Cuba no es un feliz Día de las Madres, como lo están pasando ustedes, que también lo son”.
“Las madres cubanas residentes en la isla a cuyos hijos e hijas se les impide entrar a su patria, tampoco están pasando un feliz Día de las Madres”, precisó.
“Ustedes pueden, como madres dirigentes, influir para que esta prohibición termine cuanto antes, pues derogando esa medida, tendremos una mejor Cuba, que es la que todos los cubanos añoramos”, añadió Pérez Barrero, que dirigió su carta a “las madres del Consejo de Estado de la República de Cuba, a las del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y a las diputadas al Parlamento”.
Recordó, además, que el “amor materno es único”, y que no reconoce argumentos ideológicos o religiosos, raciales ni económicos, porque madres de cualquier ideología, religión, raza o nivel socioeconómico aman por igual a sus hijos.
“El amor materno es irracional e incondicional, pues tanto ama una madre a su hijo científico, como ama una madre a su hijo ladrón y asesino”, concluyó Pérez, quien es fundador de la Sección de Suicidiología de la Sociedad Cubana de Psiquiatría y de la Asociación Mundial de Psiquiatría y asesor Temporal de la OMS/OPS para la Prevención del Suicidio en la Región de Las Américas.
El caso de la periodista independiente, Karla Pérez Domínguez, a quien en marzo el Gobierno le impidió ingresar a Cuba procedente de Costa Rica, donde había culminado sus estudios, ha sido uno de los ejemplos más recientes en que una madre cubana -y una familia en general- ha quedado marcada por una prohibición de entrada al país.
Lizet González, madre de Karla, reflexionaba a finales de marzo sobre lo que esa separación significa en un emotivo mensaje con el que se identificaron miles de cubanos que, por un motivo u otro, han atravesado una situación similar.
Significativo es el caso de los miles de cubanos -hijos y madres- que tienen prohibida su entrada a Cuba durante un plazo de 8 años por haber abandonado una misión médica en el extranjero.
A inicios del pasado año, el caso de una doctora cubana que no podía visitar a su madre gravemente enferma porque el régimen le obstaculizaba un visado humanitario por considerarla una "desertora" desató enormes críticas.
El activista, Oscar Casanella, por su parte, reflexionó este domingo 9 de mayo sobre el sufrimiento que padecen muchas madres cubanas dentro y fuera del país por diversos motivos, uno de los cuales es, justamente, la separación obligatoria de muchas familias, impuesta por el gobierno.
“¿Cuántas madres cubanas lloran porque llevan años sin poder ver a hijos y nietos que se han visto obligados a emigrar? ¿Cuántos de estos hijos y nietos tienen prohibida la entrada a Cuba por caprichos de la dictadura? ¿Cuántas madres fueron de misión médica y al decidir abandonar dicho trabajo, se le niega la entrada a su patria donde tienen sus hijos?”, cuestionó Casanella, que dejó un lugar especial en su reflexión a las madres de los activistas que son sistemáticamente reprimidos con violencia por la policía política de la isla.
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