Se llamaba Elíades Peña Carballo, tenía 47 años, dos hijos, tres nietos y se dedicaba a la producción de leche de vaca. Falleció en la madrugada del martes 4 de mayo en un calabozo de la estación de Policía Nacional Revolucionaria (PNR) de Manatí, en Las Tunas, en la región oriental de Cuba.
Fuentes policiales de esa unidad de la PNR aseguraron por teléfono a CiberCuba que el recluso se ahorcó con su sábana, entre las dos y las tres de la madrugada.
Sin embargo, la familia desconfía de esta versión oficial y cree que Elíades Peña murió víctima de una paliza mientras estaba bajo custodia de la Policía y que, para evadir responsabilidades penales, los agentes montaron la historia del suicidio, que han cambiado hasta en cuatro ocasiones, comentó a este portal un familiar del difunto.
Sospechan que hubo golpes porque el cadáver tenía dos dedos inflamados; un hematoma a la derecha del bajo vientre y otros "morados" en el cuello como si alguien lo hubiera intentado asfixiar con las manos.
Según su versión de los hechos, primero les dijeron que se había ahorcado con su pantalón; después que fue con su sábana, luego que había sido con la sábana que le había prestado un oficial y finalmente, que había sido con el forro del colchón.
Tampoco concuerda la hora del deceso. A la familia le han dicho que fue sobre las doce de la noche y a CiberCuba, dos o tres horas más tarde.
El suceso trascendió después de que la líder de las Damas de Blanco, Bertha Soler, compartiera lo ocurrido en su muro de Facebook.
Plantado en la estación de Manatí
Elíades Peña, con carnet de identidad 730773073027105, según su familia llegó por su propio pie este 26 de abril a la estación de Policía de Manatí, un municipio que supera los 30.000 habitantes.
Estaba citado con el jefe de Sector, que lo había amenazado con aplicarle la Ley de Peligrosidad, una sanción que contempla el encarcelamiento de personas que no han cometido delito alguno, si las autoridades afines al Partido Comunista consideran que podría llegar a cometerlo en el futuro.
Antes de dirigirse a su cita en la PNR, Peña grabó un vídeo que fue colgado en sus redes sociales el 28 de abril, en el que advertía de su decisión de plantarse en huelga de hambre y sed. Además, envió por correo una carta a Miguel Díaz-Canel, a la que ha tenido acceso este periódico, donde se quejaba de que la Policía lo perseguía y quería achacarle todos los robos que se cometían en la zona, aunque no había ninguna prueba en su contra, sólo porque él tenía antecedentes penales.
La familia asegura además, que con anterioridad a la citación en la PNR de Manatí, Elíades Peña no había sido objeto de registro alguno en su vivienda y acusan al jefe de Sector de actuar acorde a informaciones que le hacieron llegar vecinos de la zona "que están destruyendo familias de la sociedad".
Al quedar detenido en la unidad de Manatí, a la espera de juicio, Elíades Peña se plantó en huelga de hambre y sed hasta su cita con los tribunales. La vista estaba fijada para el lunes 3 de mayo, pero se suspendió, según la versión de la familia, porque las firmas que presentó la Policía era falsas y entraban en contradicción con los testigos que llamó a declarar la abogada del difunto.
Ese lunes 3 de mayo por la mañana, Elíades Peña habló con su mujer y su abogada. Ésta última le comentó la posibilidad de quedar en libertad al día siguiente porque no le achacaban ningún hecho delictivo, aparte de que las firmas habían sido falsificadas por el jefe de Sector, insisten desde la familia del fallecido.
En ese encuentro, la abogada le comunicó que el juicio se celebraría en 24 horas (martes 4 de mayo). O sea, él no tenía motivos para quitarse la vida porque la defensa le había dicho que la acusación no se sustentaba y quedaría libre.
Sin embargo, Elíades Peña no pudo acudir a su juicio. La Policía asegura que se ahorcó en la madrugada del 3 al 4 de mayo y sin contar con la familia trasladó el cadáver a la morgue provincial. La esposa recibió el cuerpo cosido "como si fuera un animal".
La familia del fallecido pide responsabilidades porque incluso siendo cierta la versión de la Policía, se preguntan dónde estaba el agente de guardia la noche de los hechos; por qué ni el pantalón ni la sábana con los que supuestamente se ahorcó el difunto tienen marcas de haber sido anudados; por qué no se hizo un atestado de los hechos; con qué autorización se le practicó la autopsia al fallecido o por qué el forense lo abrió desde la pelvis hasta la barbilla.
"Nos da qué pensar y piensen ustedes. Con un detenido plantado el carcelero tiene que estar dando vueltas", se quejan en un escrito al que ha tenido acceso CiberCuba.
"A quienes gobiernan mi país y dictaminan las leyes, a los miembros de los tribunales que dicen hacer justicia ¿hasta cuándo habrá que aguantar que ante hechos como estos no se le dé respuesta a la familia y la Policía trabaje como le da el deseo, acribillando a los infelices y los delitos en sus propios ojos y no lo ven. Trabajan a base de informaciones que les dan, la mayoría son para quedar bien, ganando su salario prácticamente sin trabajar, sentados detrás de un buró dañando familias", aseguran desde el entorno de la víctima.
Además, denuncian el acoso y maltrato a los que son sometidos los detenidos en los calabozos. "Todas las personas con antecedentes penales, tienen el derecho a la vida, la integridad física y moral, la libertad que es lo más preciado ¿entonces porque tanta injusticia? El pueblo de Manatí está dolido con este hecho y comentan que por la noche se oía una discusión en la unidad policial y personas que que gritaban ¡Déjenlo que lo van a matar! Otros pasaban por la calle del lugar y hasta llegaron a gritar ¡Déjenlo, son unos abusadores!"
Desde la familia del difunto critican también que la prensa local no se haya hecho eco de lo sucedido.
"Hoy la consternación nos embarga. No soportaremos este dolor tan grande en nuestros pechos por el resto de nuestra existencia. Hoy nos ha tocado a nosotros, pero mañana puede ser a uno de los tuyos. Exijamos una justicia verdadera, castigo ejemplarizante para todos los que tienen que ver y se sometieron a tal atrocidad desde el jefe de Sector, los oficiales de guardia y el médico sin autorización", concluyen.
En lo que llevamos de año se han registrado en Cuba al menos otros dos casos de personas que han muerto bajo custodia policial. En enero, un joven falleció en Pinar del Río mientras era identificado por la Policía en una cola para comprar pollo. La versión oficial apunta a que se desvaneció y cayó de su propio pie debido a una supuesta descompensación de azúcar.
En abril pasado otro joven denunció que su padre había sido detenido tras denunciar un robo de arroz en la bodega en la que trabajaba como custodio, en el reparto Bahía de la Habana del Este. Murió en el calabozo supuestamente de un infarto sin que hasta ese momento tuviera padecimientos del corazón.
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