Todavía puedo recordar el dolor en la voz de Jazz Vilá cuando lo llamé en noviembre pasado para hablarle de la muerte de la actriz Broselianda Hernández, su entrañable amiga a quien cariñosamente siempre ha llamado “mi egregia”.
Apenas a seis meses de la desaparición de la artista en Miami, el joven actor y director de teatro prepara un audiovisual que contará esa “realidad dolorosa”. Será “el homenaje que ella se merecía como artista” y a la vez una manera de expresar “la admiración que yo le tenía, le tengo y le tendré siempre, sobre todo como ser humano”.
Vilá siente la necesidad de despedirse así porque “Brose marcó mi vida profesional y personal. La mayoría de las personas no se imaginan cuánto. Nos conocimos y nos conectamos en el tiempo de Dios, que es un tiempo distinto al de las 24 horas del día y que hace que, aunque conozcas a alguien desde hace un año, parezca que lo conoces desde hace mil. Fue lo que me pasó con ella y con su magia”.
“Adiós” constituirá un testimonio documental en el que no habrá preguntas y respuestas, ni entrevistadores o entrevistados. Según declara Vilá a CiberCuba, “se trata de despedirla de una forma única porque ella fue única, y de dejar atrás lo malo que ha pasado desde que ella se fue”.
Vilá no pretende hablar solo de “Brose”, sino de hacer entender “esa delgada línea entre la vida y la muerte, y cómo el hecho de buscar desaparecer tan repentina e inesperadamente es una decisión que puede tomarse en medio de muchísima soledad y que te afecta a ti y a los que están a tu alrededor. Su pérdida hizo que yo mismo me cuestionara si quería seguir vivo”.
Asimismo, Vilá confiesa que el audiovisual recogerá su propio testimonio y el de quienes estuvieron cerca de tener que decirle un adiós definitivo también a él. “Después de la muerte de Brose y de otras pérdidas que tuve, yo seguí sus pasos y por eso la comprendo más ahora y quienes la conocieron a ella y me conocen a mí, igual”.
Por primera vez a cargo de un documental, el autor de obras como “Rascacielos” y “Farándula” quiere dar “un grito a la vida, de esperanza, para que no sea demasiado tarde para otros y para que a muchas personas la historia las marque”. Dicho en otras palabras, es hora “de hablar de algo de lo que no se habla, de un tema que es bastante tabú, con cifras que apenas se manejan, que es el de dejar de existir por voluntad propia”.
Sin descartar la posibilidad de en 10 años escribir una obra o dirigir una película titulada “Mi egregia” porque “cuando uno tiene una vida tan llena de leyendas y de aventuras como la de Brose, hay mucho que contar”, Vilá lleva a cabo el documental justo en la Ciudad del Sol, donde falleció Broselianda y donde él se está reencontrando con ella.
Si bien aún no quiere adelantar nombres porque está en una etapa temprana de realización, el actor aclara que el proyecto no implica solo a conocidos actores y músicos, también a quienes detrás de cámaras se han estado sumando con gusto.
De igual forma, “Adiós” tiene un fuerte peso en lo investigativo con el fin de contrastar la información con los testimonios y ofrecer una mirada más abarcadora de cómo sufre quien intenta quitarse la vida y cómo los que lo rodean. “Creo que va a hacer que algo tan trágico sea una especie de alerta, de luz dentro de la oscuridad”.
Como es bastante complejo guiar un trabajo en el que está tan involucrado emocionalmente, Vilá considera que “el ojo de una segunda persona detrás es fundamental y ese crédito es totalmente válido para Hansel Porras, quien me dio la noticia de la muerte de Brose muy temprano aquella mañana y me está ayudando mucho a darle forma a la estructura y al argumento”.
A tenor con el artista, los recursos estéticos se enfocan en “un sentido de la imagen claro, directo, sin edulcorar nada ni darle un sentido melancólico o melodramático, lo que no quiere decir que carezca de poesía, porque hay una especie de narración, que Hansel escribió: las historias paralelas de dos personas que caminan hacia lo oscuro y solo una de ellas logra regresar milagrosamente”.
-¿Es esta una manera de reconstruirte a ti mismo después de tanto dolor?- le pregunto.
-Más que una manera de reconstruirme es una manera de transformar el dolor en algo que pueda ayudar a muchas más personas y que creo que es una necesidad vital para los artistas. A partir de estos meses de muchísimo dolor, de muchísimas preguntas, de tratar de entender por qué pasó todo, llegué a saber el para qué.
“‘Farándula’, por ejemplo, es una historia personal muy triste y yo la reconvertí en algo que pudiera llevar alegría a los demás. Cada vez que se ponía la obra y el público reía, yo veía mi dolor convertido en el placer inmenso de miles de personas y entendía que había tenido sentido.
“Esto es algo parecido, pero muchísimo más profundo porque me quedo más expuesto, porque esta vez no hay una obra que endulce la realidad. Sin embargo, espero que sea tan expansivo como lo han sido mis obras. Estoy poniendo mucho en ello, más que para reconstruirme, para seguir creciendo”.
-¿Cuánto puede ayudar “Adiós” a quienes han pasado por experiencias similares?
- Muchas personas pasan por algo así y no lo hablan porque piensan que los otros que lo saben los juzgan como cobardes o porque no los entienden y quieren hacer una negación de eso. Es necesario que nos demos cuenta que por muy fuerte que parezca una persona todos tenemos un talón de Aquiles, un punto débil, de muchísima fragilidad.
“Es responsabilidad de todos los que están cerca o tienen algún tipo de afecto por una persona que está atravesando un momento difícil, mostrárselo, estar ahí, darle un abrazo que es tan importante. A veces no hacen falta palabras, no hay que decir nada, solamente estar ahí, abrazar, estrechar la mano.
“Ojalá este documental contribuya a que esos que pueden estrechar la mano y dar el abrazo sepan que no se ayuda de la manera que ellos lo quieran hacer sino de la manera que se necesite para que quienes están atravesando el dolor puedan tener un espacio de seguridad”.
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