Toda ternura en la voz, Maikel Amelia le regala unas lindas palabras a su hija Amelie de Liz Cabrera Reyes, que cumple este sábado 15 años “con lo más importante del mundo: parte de su familia reunida, salud y amor”.
Si bien la actriz, conocida por su participación habitual en el policiaco Tras la huella, confiesa a CiberCuba que “había pensado muchas cosas para esta ocasión, esperamos poder cumplir esos planes en otro momento porque ahora mismo la cuarentena hace que se nos cierren muchas posibilidades.
“Pero lo que más quisiera es que Dios le dé mucha sabiduría para que logre lo que se proponga porque sé que puede. Que sepa que aunque se equivoque, su mamá siempre la va a acompañar porque para eso estamos los padres, para iluminar el camino. Que sea muy, muy feliz, y que deje siempre tras de sí el halo de luz que emana de ella”, afirma.
A pesar de que en otras latitudes al arribo a los 15 años no se le ofrece la misma importancia que en Cuba, Maikel Amelia considera que “es una tradición muy bonita, ancestral y que hace que una vez que tenemos una bebé estemos preparándonos todo el tiempo para ‘cuando lleguen los 15’. A mí me encanta porque les permite a las niñas comenzar a verse diferentes”.
De intensos ojos verdes que le ha heredado a su hija, la artista explica que “estamos permeados por las grandes culturas precolombinas que con los 15 celebran la pubertad. Y también por los franceses y los españoles, que son parte importante de nuestras raíces, e hicieron que a principios del siglo XX se pusieran de moda en nuestro país las reseñas de las grandes familias adineradas que hacían fiestas de 15”.
Aunque después de 1959 esta costumbre fue vista incluso como un gesto burgués, para ella es algo hermoso y emocionante. “Lo aplaudo y lamento que por el aislamiento que vivimos no pueda hacerle más; sin embargo, ella me ha pedido bien poco”, resalta.
Convertirse en madre es una necesidad y un reto. Maikel Amelia cree que para todas las mujeres lo es. “Aunque no fue un embarazo planificado, sino que llegó a mí como enviado por Dios, me cambió totalmente. Me hizo más responsable, transformó mis costumbres de vida, incluso mi manera de alimentarme.
“Al conocer a mi bebé sentí la capacidad inmensa (que solo siente una madre o quien cuida de un niño) de ser valiente. Yo acostumbraba a quedarme callada ante determinados hechos, pero ser madre reactivó eso increíblemente y me convirtió en una leona para defenderla. Me desarrolló mucho los niveles de percepción, intuición y conexión con mi hija y con el mundo que la rodea”, asegura.
Las madres, de acuerdo con ella, constituyen un vehículo para darle vida a otra persona y esa es una de las grandes universidades que pasan. Confiesa que “en nuestro caso estamos aprendiendo todo el tiempo la una de la otra. Va a cumplir 15, 20, 25, 30, 50… y va a seguir siendo mi niña, como yo lo sigo siendo para mi mamá. Es la mayor bendición que he tenido”.
Por otro lado, la actriz destaca que su hija es única, como lo es cada ser humano sobre la Tierra. “Cuando me distancio y veo desde fuera la persona en que se ha convertido, me siento orgullosa porque tiene cualidades que admiro mucho: un alma hermosa y una bondad inmensa, con una capacidad increíble para serle leal a su familia y sus amigos. Creo que irá desarrollando un montón de aptitudes y talentos que posee”, expresa.
Asimismo, dice, es “callada muchas veces, inteligente y muy observadora, con un amplio poder de análisis. De hecho, hay momentos en los que me aconseja. Tiene algo que ojalá se enseñara en las escuelas, que es inteligencia emocional. Es muy amada, lo que no quiere decir que no haya recibido sus regaños y castigos merecidos en un momento determinado. Pero es realmente buena”.
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