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Sacerdote cubano en Camagüey: "Tendremos una Cuba libre de opresión política"

“Los que tenemos fe y los que desean tenerla, abramos el corazón a Dios... Entonces, no solamente tendremos una Cuba libre de opresión política sino también del Espíritu del Mal, artífice de todas las mentiras”, animó el párroco

El sacerdote Fernando Gálvez en la la Iglesia Católica de San José © Facebook / Fernando Gálvez
El sacerdote Fernando Gálvez en la la Iglesia Católica de San José Foto © Facebook / Fernando Gálvez

Este artículo es de hace 2 años

El sacerdote católico Fernando Gálvez exhortó a los cubanos a buscar la huella de Dios en sus corazones para encontrar el camino del bien como personas y como sociedad que aspira a vivir “libre de opresión política”.

“Los que tenemos fe y los que desean tenerla, abramos el corazón a Dios, volvamos a él con humildad, sinceridad y deseos de cambio. Entonces, no solamente tendremos una Cuba libre de opresión política sino también del Espíritu del Mal, artífice de todas las mentiras”, animó Gálvez en un mensaje publicado en su cuenta de Facebook.

Aprovechando la celebración del Inmaculado Corazón de María, el sacerdote quiso recordar el poder de transformación que para los fieles supone el Rosario, “un instrumento para la lucha contra el Mal y la búsqueda de la Paz”.

Bajo el título de ‘No podemos perder la fe’, Gálvez lanzó una homilía a través de las redes sociales en la que invitó acudir al Rosario, ya que “sin la huella de Dios en el corazón de los hombres, el mundo nunca tendrá paz”.

En un mundo en el que prolifera la conectividad y la interacción virtual entre las personas, y en el que la humanidad vuelca sus pasiones en el debate público con mayor facilidad, el sacerdote recomendó templanza en la búsqueda de libertad y progreso para Cuba, un deseo común que crece en el corazón de los cubanos.

“Cada día proliferan en las redes sociales cientos de insinuaciones, quejas, chistes, deseos, propuestas, invitaciones, advertencias, críticas, sospechas y hasta ofensas. Todas motivadas por un único deseo: la libertad, la paz y el progreso de Cuba”, señaló el párroco de la Iglesia Católica de San José, en el pueblo camagüeyano de Lugareño.

Los cubanos quieren vivir sin miedos y sin incertidumbres, afirmó Gálvez. “Todos queremos decir lo que pensamos y construir la Cuba que soñamos. Queremos ver el fruto de nuestro trabajo, soñamos con una vida digna para todos”, remarcó.

Refiriéndose las apariciones de la Virgen en Fátima (Portugal, 1917), el religioso recordó el mensaje que fue revelado a la pastora Lucía: el “error que Rusia esparciría por el mundo”, del cual –dijo- los cubanos conocemos su naturaleza y “llevamos las marcas en la piel y aún seguimos atados”.

Para librarse del error, el padre recomendó la guía espiritual del Rosario, un remedio muy presente en el seno del catolicismo contra las dificultades de la vida y las tentaciones. “El Rosario es un arma poderosa para hacer huir a los demonios”, dijo el Papa Pío XI resaltando su poder para dar la batalla contra todos los males.

“No dejemos de pensar, de ofrecer opiniones, de expresarnos libremente, de hacer propuestas, de buscar caminos. Pero a todo eso añadan el Rosario…, no solamente tendremos una Cuba libre de opresión política sino también del Espíritu del Mal, artífice de todas las mentiras”, concluyó el clérigo pidiendo en su oración una “Cuba libre del Mal”.

Conocido por sus pronunciamientos críticos hacia la realidad cubana y por sus mensajes llamando a los cubanos a implicarse en la búsqueda de libertad y prosperidad a través de la fe y de un cambio promulgado desde la perspectiva de la doctrina social de la Iglesia, el padre Gálvez, firmante del Manifiesto Patria y Vida, ha denunciado presiones y amenazas que le han llegado desde diversos.

“Me llegan comentarios cada vez más insidiosos, sobre mi persona, y sobre la Iglesia en general a la cual está obviamente ligada mi persona. La desesperación por desacreditarme ante el pueblo los ha llevado a torpezas tan evidentes que, lo que debió ser un secreto, ya es un clamor que intimida a los más débiles y estimula a los más libres y despiertos”, declaró el joven sacerdote a comienzos de marzo.

“Los cubanos que vivimos en la Isla, y los de la Diáspora, somos conscientes de la grave crisis por la que estamos pasando como Nación. En los últimos meses, una serie de acontecimientos políticos, económicos y sociales nos han estremecido a muchos. Como ciudadano cubano, como creyente y como sacerdote, en pleno uso de mi conciencia he sentido, al igual que algunos de mis hermanos en el sacerdocio, el deber ineludible de iluminar a nuestro pueblo hablando claramente de nuestra realidad”, añadió.

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