España, que venía de igualar a cero con Suecia, igualó a uno versus Polonia y condicionó su supervivencia en la Eurocopa a lo que pueda conseguir en el match del venidero miércoles ante Eslovaquia.
Luis Enrique mantuvo en el once titular al vilipendiado Álvaro Morata, pero metió más colmillo en ataque con Gerard Moreno ubicado en la derecha del campo. Y justo el atacante del Villarreal fue la gran figura del equipo en la primera mitad, desbordando, encarando, centrando por alto y, como colofón, con un pase raso que Morata golpeó en el área chica para abrir el marcador.
Lo que ocurre es que a la Roja le cuesta generar jugadas de peligro real. Tiene el balón, lo acarrea hasta tres cuartos de cancha, pero habitualmente le falta dinámica para moverlo por el pasto, y ello convierte en predecibles la mayoría de sus acciones.
Más de lo mismo: la falta de gol ha sido una constante en los últimos meses, y hoy no fue la excepción. Y salió a relucir más aún cuando Polonia igualó en el complementario por mediación de su estrella, Robert Lewandowski, quien le ganó la posición a (un demasiado ingenuo) Aymeric Laporte y cabeceó a placer.
Al poco rato, Gerard Moreno volvió a ser noticia positiva. Un pisotón de la defensa polaca lo envió hasta el manchón de penal, y esta vez el goleador se vistió de villano al reventar el castigo contra el poste, con el añadido de que el manso rebote no alcanzó a ser enviado al fondo de las redes por Morata.
A partir de ese momento Polonia se echó atrás, España hizo la mar de cambios, pero nada movió el marcador. 1-1, y a jugarse la vida contra Hamsik, Skriniar & Co.
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