La neozelandesa Laurel Hubbard se convirtió en la primera persona transexual en ser elegida para participar en unos Juegos Olímpicos, de cara al encuentro internacional de Tokio este verano.
"Estoy agradecida y me siento honrada por la amabilidad y el apoyo que me han brindado tantos neozelandeses", dijo Hubbard luego de conocer la noticia.
Nueva Zelanda publicó este lunes el listado oficial de deportistas que representarán a ese país en los Juegos Olímpicos, y Hubbard está incluida, según relataron medios de prensa como NIUS.
En una nota de la BBC se especificó que la deportista neozelandesa participará en la categoría de halterofilia femenina de 87 kg, lo que le ha servido para recibir tanto críticas como mensajes de apoyo.
"Reconocemos que la identidad de género en el deporte es una cuestión muy sensible y compleja que requiere un equilibrio entre los derechos humanos y la equidad en el terreno de juego", indicó Kereyn Smith, director general del Comité Olímpico de Nueva Zelanda.
Por su parte la levantadora de pesas belga Anna Vanbellinghen calificó de injusto para las mujeres y "una broma de mal gusto" la presencia de la neozelandesa en Tokio.
"Cualquiera que haya entrenado levantamiento de pesas a un alto nivel sabe que esto es cierto en sus huesos: esta situación en particular es injusta para el deporte y los atletas", dijo en mayo. "Se pierden oportunidades que cambian la vida de algunos atletas (medallas y calificaciones olímpicas) y nosotros somos impotentes".
La atleta comenzó su proceso de reasignación de sexo en 2012, y hoy con 43 años se convierte en un referente para las minorías sexuales excluidas de grandes eventos.
En 2015 el Comité Olímpico Internacional cambió sus reglas y permitió a los atletas transgénero competir como mujeres si sus niveles de testosterona están por debajo de cierto umbral.
Sin embargo Hubbard ya ha participado en otros eventos internacionales, incluso ha ocupado primeros lugares en los medalleros.
En los Campeonatos Mundiales de 2017 y 2019 quedó en segundo y séptimo lugar, respectivamente y en 2018 obtuvo una clasificación olímpica al quedar séptima en los Juegos de la Commonwealth (organización compuesta por 54 países que comparten lazos históricos con el Reino Unido).
En mayo el organismo olímpico neozelandés recordó que la atleta cumplía con los criterios de elegibilidad de a Federación Internacional de Halterofilia, el Comité Olímpico Internacional (COI) y de Nueva Zelanda con respecto al cambio de sexo.
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