La Aduana de Cuba devolvió la piscina inflable decomisada al cubano residente en Uruguay, Vladimir Valdivia, a principios de junio, destinada a las terapias físicas de su sobrina con discapacidad.
El Ministerio de Finanzas emitió la Resolución No. 238/2021 para "permitir que de forma excepcional se importe la piscina para que la niña discapacitada realice sus ejercicios", informó la Aduana este martes.
En la nota informativa, no obstante, se asegura que el pasajero "había decidido dejar en decomiso por voluntad propia la piscina al exceder el límite de su importación, optando por importar otros artículos personales", y que la decisión de permitir la importación se debe a "la tradición humanitaria de nuestro Estado".
La pequeña Jessica, de dos años, nació con pie equinovaro, una discapacidad congénita del pie que no permite su movilidad y buen funcionamiento. Como no han podido operarla en Cuba, necesita mantener un entrenamiento en el agua para no empeorar su padecimiento.
Tras el decomiso, su tío Vladimir Valdivia comenzó una campaña de denuncia en redes sociales y aseguró que "le robaron una vez más la felicidad a un niño discapacitado. No tienen sentimiento. ¿Para quién será la piscina que le robaron a Jessica?"
Funcionarios de la Aduana de Cuba se aparecieron por sorpresa posteriormente en el domicilio de la niña, en un caserío llamado Vigía, comunidad de La Yaya, en Jatibonico, Sancti Spíritus, para confirmar la historia.
El tío de la niña había enviado la piscina desde diciembre de 2020, como equipaje no acompañado a través de un amigo, pero no fue hasta junio que en Aerovaradero lo atendieron y le dijeron que tenía que elegir entre un bulto propio que contenía sus artículos personales y la piscina, porque de acuerdo con su explicación ambas cosas excedían el peso establecido, aunque la persona asegura que no superaba los 125 kilos permitidos.
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