La Organización de Naciones Unidas aprobó este miércoles la resolución del gobierno cubano para pedir el fin del embargo de Estados Unidos, con 184 votos a favor, dos en contra (EE.UU. e Israel) y tres abstenciones (Colombia, Ucrania y Emiratos Árabes Unidos).
Se trata de la 29ª ocasión en que el organismo internacional apoya a la representación cubana en el mismo asunto. Varios países aliados de La Habana expusieron las razones para respaldar la administración de Miguel Díaz-Canel. China habló de la “necesidad” de poner fin al embargo y llamó a los países a a rechazar toda medida con carácter extraterritorial que atenta contra la “soberanía” de las naciones.
“¿Se imaginan todo lo que pudiese lograr este pequeño país si no se limitase su desarrollo? Pedimos a EEUU que examine sus políticas contra Cuba”, dijo la representación de Sudáfrica ante la ONU.
Por su parte, México consideró que el embargo limitaba el desarrollo de Cuba y su enfrentamiento a la pandemia de coronavirus.
Durante la exposición del documento, el canciller cubano Bruno Rodríguez culpó al embargo del enorme desabastecimiento en los mercados del país. “Doy testimonio del sufrimiento y la ansiedad que provocan en las familias cubanas el desabastecimiento y la inestabilidad de productos imprescindibles y de primera necesidad, visibles en largas colas que a diario agobian a los cubanos en medio de la pandemia”, dijo.
También comentó que las restricciones de Washington habían obligado a La Habana a suspender, temporalmente, la aceptación de depósitos en efectivo de dólares estadounidenses. “Es un paso que se quería evitar, pero que resultó impostergable”, aseguró.
La resolución no fue presentada el año pasado en Naciones Unidas, debido a la crisis sanitaria generada por la COVID-19. En 2019, también la ONU aprobó el documento presentado por el gobierno cubano, con 187 votos a favor, 3 en contra (Estados Unidos, Israel y Brasil) y 2 abstenciones (Colombia y Ucrania).
Ese año, el gobierno de Donald Trump sostenía su línea de política dura contra el régimen castrista. Michael G. Kozak, subsecretario interino de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, afirmó que la votación era "propaganda del régimen cubano" en la ONU para distraer de otros acontecimientos en el archipiélago.
Kozak aseguró que se trataba de una estrategia con el fin de crear una distracción sobre los “problemas reales que enfrenta el pueblo cubano, como continuos abusos a derechos humanos, incompetencia económica y encarcelamiento de activistas políticos”.
En solo una ocasión, Estados Unidos se abstuvo de votar. Fue en 2016, al calor del llamado “deshielo” de las relaciones entre Washington y La Habana, durante la administración de Barack Obama.
Tanto el año pasado como el actual, no obstante, el gobierno cubano, en medio de la crisis generada por la pandemia, ha aumentado la represión y el asedio contra activistas y periodistas independientes. Mientras se debatía en la ONU en esta jornada, un grupo de cubanos se concentraba frente a las oficinas de Naciones Unidas en Nueva York, para pedir la libertad de todos los presos políticos de la isla.
Los presentes hicieron alusión a los activistas detenidos en la protesta de la calle Obispo el pasado 30 de abril. La manifestación comenzó con un performance del escritor y periodista Carlos Manuel Álvarez atado al garrote vil y otros activistas portando fotos de varios presos políticos cubanos.
“La manera en la que estamos ahora aquí sentados nosotros, en la que estamos proyectando hacia la ciudad de Nueva York, no es ni gratuita ni exagerada. Esta es la representación fiel de cómo se vive en Cuba. Los cubanos de muchas maneras viven atados de manos y viven con una especie de garrote en el cuello y viven sometidos por un régimen por un sistema político que no respeta las libertades civiles y las libertades individuales”, explicó Álvarez.
De acuerdo con la resolución, solo entre abril de 2019 y diciembre de 2020, el embargo provocó a Cuba pérdidas en el orden de los 9 157 millones de dólares. Durante seis décadas, los daños ascienden a 147 853 millones de dólares a precios corrientes, según el gobierno cubano.
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