La primera gran sorpresa de los octavos de final de la Eurocopa acaba de producirse tras el éxito de la República Checa (2x0) a costa de una Holanda que había ganado sus tres salidas en la fase de grupos.
El viejo dicho de que dos cabezazos en el área siempre acaban en gol se confirmó al minuto 68 del partido, cuando Tomáš Kalas ganó con la testa en el segundo palo y su tocayo Holes mandó la esférica al fondo de las redes.
Los tulipanes habían transitado brillantemente por el torneo, pero este domingo tuvieron delante a un equipo bien organizado y de mucho rigor físico que no les dio espacios ni tiempo para armar sus ofensivas. Tanto fue así, que la dupla Depay-Wijnaldum apenas tuvo peso en el partido.
A salvar, eso sí, la magnificencia de Denzel Dumfries, que alardeó de eficiencia y alcanzó a generar ocasiones de peligro, mientras en el otro bando se lucía el extremo Lukas Masopust, sencillamente impresionante.
Antes del gol, el punto clave del encuentro había hecho acto de presencia poco después del minuto 50. Por Holanda, Donyell Malen no pudo definir un 'uno contra uno' donde el portero Vaclik le sacó limpiamente el balón del botín; por República Checa, un ataque donde Patrik Schick salía de cara a la cabaña naranja fue detenido ilegalmente por Matthis de Ligt, quien resultó expulsado.
Así, a la Oranje le tocó remar con 10 elementos, y al rato cayó la diana de Holes. Presionada a igualar, Holanda adelantó sus líneas y fue castigada con otra anotación (m. 80), tras internada y asistencia del propio Holes que remató Schick, ya con cuatro aciertos en la Euro.
El resto fue de trámite. Los checos controlaron a placer los minutos finales, y así garantizaron su asistencia a la etapa de cuartos, donde chocarán con Dinamarca.
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