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Dos ex oficiales de Inteligencia expresaron este miércoles, por separado, sus dudas sobre la versión de La Habana del atentado contra su embajada en París, recordaron que las autoagresiones forman parte del modus operandi de los servicios secretos cubanos y expresaron su confianza en que las investigaciones realizadas por Francia esclarezcan al asunto, aún cuando no informen públicamente todas los resultados de las pesquisas.
Este lunes, el gobierno cubano denunció un ataque terrorista contra su embajada en Francia y responsabilizó a Estados Unidos por los hechos, denuncia replicada inmediatamente por internautas filocastristas y medios de comunicación estatales, como Granma, que llevó a su portada digital el reportaje ¿Ha vuelto el terrorismo contra las embajadas cubanas? y un twitter del presidente Díaz-Canel.
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Pienso que lo sucedido este lunes en París es muy conveniente para los intereses del régimen para desviar la atención de lo sucedido en Cuba el 11 de julio y presentarse nuevamente como víctima ante los ojos del mundo y los cubanos, dijo a CiberCuba el ex capitán Enrique García Díaz, Walter en la DGI cubana durante 11 años.
"El diseño y realización de autoagresiones formaba parte de la metodología de trabajo del antiguo departamento Q-2 de la DGI, con el objetivo de presentar a Cuba como víctima, ante la opinión pública internacional y culpar a organizaciones del exilio y al imperialismo yanqui", subrayó el ex oficial, residente en Estados Unidos desde 1989.
Las autoagresiones fabricadas por la Inteligencia fueron constantes, como denuncié en televisión (1992), junto al ex Mayor DGI Florentino Aspillaga Lombard y Francisco Ávila, Panchito, uno de los más antiguos infiltrados de Cuba, que llegó a ser Jefe de Operaciones de Alpha 66,desde donde empezó a colaborar con el FBI, asumiendo la condición de doble agente y pudiendo permanecer luego en Estados Unidos, detalló García Díaz.
Panchito describió cómo su oficial de caso cubano le entregaba diversas sumas de dinero para comprar embarcaciones y armas usados en desembarcos y operaciones contra Cuba, donde efectivos de la Seguridad del Estado y Guardafronteras emboscaban a los expedicionarios, incautaban sus armas y los sometían a juicio, todo ello con una gran fanfarria publicitaria de victimización interna y externa.
La contrainteligencia de Estados Unidos tiene perfecto conocimiento de este modus operandi del Ministerio del Interior de Cuba, aseguró García Díaz que, en sus estudios en academias del KGB en Moscú, aprendió, entre otras, la metodología para diseñar y ejecutar autoagresiones, luego amplificadas por la propaganda gubernamental.
"Lo sucedido el lunes en París es muy conveniente para los intereses del régimen cubano, necesitado de desviar la atención de lo sucedido el 11 de julio y presentarse, una vez más, como víctima", concluyó García Díaz, que en su exilio trabaja como experto en temas de Seguridad y rechazó el ofrecimiento norteamericano de cambiar de identidad.
Jorge Masetti, ex miembro del Departamento América (antes Liberación) del Comité Central del gobernante partido comunista y residente en París, calificó de "totalmente condenable" el supuesto atentado con cócteles Molotov contra la embajada de La Habana en París, el 26 de julio, sobre todo, porque "pretende deslegitimar a aquellos que se manifestaron pacíficamente el 11J en Cuba, reclamando libertad y democracia".
La calle donde se ubica la embajada cubana en París, que ocupa dos inmuebles, uno en cada acera, tiene cámaras de vídeovigilancia pública y la propia sede diplomática cuenta con su propio circuito cerrado de vigilancia vídeoelectrónica, coincidieron en describir Masetti y García.
El pueblo cubano está harto de sangre y violencia, y ha desechado el funesto lema de ¡Patria o Muerte! por el de ¡Patria y Vida! porque quiere resolver los problemas pacíficamente, subrayó el ex subordinado de Manuel Piñeiro Losada, Barbarroja e hijo de Jorge Ricardo Masetti, director-fundador de Prensa Latina y desaparecido en un intento guerrillero en su natal Argentina.
Estamos ante un hecho "muy raro" porque los diplomáticos cubanos ni siquiera esperaron a los bomberos de París y ellos mismos apagaron el fuego; "quizá para esconderlo, pero como no tengo pruebas, habrá que esperar los resultados de las investigaciones de las autoridades francesas", sostuvo.
No conozco a ningún cubano en Francia que se haya manifestado estos días frente a la embajada, incluidos numerosos jóvenes, capaz de realizar tales actos porque son manifestantes pacíficos y ya han condenado el supuesto acto terrorista contra la sede diplomática cubana, mediante sendas declaraciones de la organización Unidos por la libertad y la democracia en Cuba y de Ileana de la Guardia, representante en París del Consejo para la Transición, apuntó Masetti,
García y Masetti no descartaron que determinados actos denunciados por las autoridades, como el supuesto apedreamiento de un hospital materno en Villa Clara y otros calificados de "muy graves", sin detallar, por el presidente del Tribunal Supremo, puedan formar parte de la matriz oficial de pretender presentarse como agredido, cuando reprimió violentamente las protestas del 11J, mayoritariamente pacíficas con peticiones de libertad y democracia en Cuba.
El gobierno norteamericano mantiene a Cuba en el listado de los países patrocinadores de terrorismo y sus responsables han asegurado que La Habana no coopera lo suficiente con los esfuerzos norteamericanos contra el terror geopolítico mundial y hemisférico, circunstancia negada reiteradamente por el gobierno de la isla.
En mayo de 2020, el emigrado cubano Alexander Alazo disparó contra la embajada de Cuba en Washington, donde permanece arrestado y a la espera de juicio por los supuestos delitos de Ataque violento a un funcionario extranjero usando un arma mortal o peligrosa, Transportación interestatal de un arma de fuego y de munición con intención de cometer un delito grave y Dañar o lesionar intencionalmente la propiedad que pertenece o está ocupada por un gobierno extranjero en Estados Unidos.
Dentro de la enemistad bilateral, Washington y La Habana mantienen un diferendo específico por los ataques sónicos sufridos por diplomáticos norteamericanos en La Habana, que investiga una comisión ad hoc creada por el presidente Joe Biden para esclarecer las causas de los trastornos de salud, que también afecta a representantes de Canadá.
En 2018, el gobierno estadounidense redujo de dos a solo un año el tiempo de servicio diplomático en La Habana, argumentando las "condiciones más difíciles" sobre el terreno, según una evaluación del Departamento de Estado, que igualó a Cuba a países considerados peligrosos por ser zonas en conflicto o devastados por guerras, como Irak, Afganistán y Sudán del Sur.
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