El preso político Pablo Moya Delá, activista de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), fue excarcelado esta semana, anunció su hijo Daineris Moya en redes sociales.
El régimen cubano le ha otorgado una licencia extrapenal, cuando el disidente padece hipertensión arterial, arritmia cardíaca y atrofia muscular en una de sus manos debido a algún trastorno neurológico.
La libertad extrapenal es una categoría punitiva en la cual el sancionado no vive en la cárcel, pero continúa inhabilitado de sus derechos ciudadanos, y puede volver a prisión si las autoridades así lo deciden.
Moya Delá fue detenido el 23 de octubre de 2020 por protestar de manera pacífica —exigiendo el abastecimiento de bienes de primera necesidad en tiendas estatales y el cese de la represión— en la Virgen del Camino, municipio San Miguel del Padrón, en La Habana.
Tras ser declarado como "ilegal" en la capital, fue trasladado al penal de Aguadores en Santiago de Cuba, donde ha sufrido crisis de hipertensión que también han provocado denuncias de su hijo en enero pasado, pues el opositor no habría recibido la debida atención médica.
En marzo, el hijo del preso político denunció que su padre, de 65 años, había dado posititivo al coronavirus en la cárcel.
“Las prisiones se encuentran aisladas desde hace mucho tiempo. Tanto así, que ni un solo miembro de la familia ha podido verle, ni siquiera yo que soy su hijo”, escribió el denunciante en Facebook, luego de preguntarse cómo había entrado el virus en las prisiones de Cuba.
Moya García también contó entonces que su padre estaba próximo a cumplir la sanción impuesta dentro del penal”, y recordó que “fue privado del uso telefónico por dos meses luego de que denunciara la falta de atención médica […], teniendo en cuenta que padece de varias patologías, hipertensión, arritmia cardiaca, entre otras”.
“La vida de mi padre corre peligro”, advirtió.
Un mes después, el hijo volvió a denunciar la falta de asistencia médica que sufría su padre mientras pasaba las secuelas del virus recluido en la prisión de Boniato, en Santiago de Cuba, adonde había sido trasladado para ser atendido por personal de salud.
“Me comunicó (el padre) mediante una llamada telefónica, que a pesar de que pudo rebasar la COVID-19 en la prisión de Boniato, sigue (la) falta de atención médica”, dijo Moya García.
En junio, Moya Delá recibió una golpiza propinada por presos comunes que cumplían órdenes de las autoridades carcelarias.
La denuncia fue realizada por José Daniel Ferrer, líder de UNPACU, quien además explicó que el disidente se había declarado en huelga de hambre en la cárcel de Boniato.
Las autoridades del centro penitenciario negaron los hechos, y lo llamaron "un montaje".
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